BRUSELAS (Reuters) – Los diferentes enfoques sobre los planes para que el Banco Central Europeo supervise el sector bancario, la reforma financiera más ambiciosa de la Unión Europea, centrarán el miércoles la reunión de los ministros de Finanzas del bloque.

Francia y Alemania, tradicionalmente líderes en integración europea, están enfrentadas sobre partes del plan, y queda poco tiempo para que la Unión Europea logre un compromiso para completar la estructura de la unión bancaria antes de final de año.
Siguen sin respuesta interrogantes cruciales, como cuántos bancos debería supervisar directamente el BCE y si el banco central tardará más de un año, como está previsto, en asumir completamente su papel.
Después de tres años de medidas graduales contra la crisis, un acuerdo sobre una unión bancaria establecería una piedra angular de una unión económica más amplia y supondría el primer intento concertado de integrar la respuesta del bloque a los problemas de las entidades.
Pero para alcanzar un acuerdo, que los líderes de la UE quieren cerrar cuando se reúnan en una cumbre el jueves y el viernes, habrá que abordar las preocupaciones de Alemania, cuyo respaldo es crucial, y a la vez satisfacer a Francia y a otros países con profundos intereses en el tema como Reino Unido, Suecia y Holanda.
"No va a ser fácil para Alemania", dijo un diplomático cercano a las conversaciones. "Pero los mercados nos están mirando".
Otro diplomático dijo que había un conflicto entre calidad y velocidad: poner en marcha la mejor unión bancaria posible llevará tiempo y podría ser necesario ampliar los plazos acordados.
A Berlín le preocupa que la supervisión evolucione hacia un plan por el que tenga que pagar la factura de los bancos europeos demasiado débiles para sobrevivir cuando, como está previsto, se establezca un esquema central de liquidación para cerrar entidades con problemas.
También le preocupa un potencial conflicto de intereses entre el papel del BCE como supervisor y como guardián de la política monetaria. Este tipo de conflicto podría producirse si el BCE decidiese mantener bajos los tipos de interés para apoyar a bancos.
En una demostración de las tensiones, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, chocó públicamente con su homólogo francés en una reunión en la que se pretendía finalizar el plan.
Schaeuble rechazó que el consejo de gobierno del BCE tenga la última palabra sobre la supervisión de bancos, una posición que parecía dar marcha atrás en las conversaciones. Un responsable de un país no miembro de la zona euro dijo el martes que Schaeuble había suavizado su postura desde entonces.
Pero Francia también tiene demandas.
"Podemos prever grados de supervisión dependiendo del tamaño de los bancos, pero con una condición, que al final el Banco Central Europeo tenga la responsabilidad final", dijo el ministro francés de Finanzas, Pierre Moscovici, a Reuters esta semana.
Esta preocupación es compartida por analistas. "El BCE a fin de
cuentas es el consejo de gobierno", dijo Guntram Wolff de Bruegel, un
'think tank' en Bruselas. "No dejar la última palabra al consejo de
gobierno significa que creas una nueva institución. Si creas una nueva
institución, no tendría la credibilidad del BCE".
PILARES PARA LA UNIÓN
Chipre, que ostenta actualmente la presidencia de turno de la UE, presentará una propuesta de compromiso a los ministros.
Un diplomático de la UE con conocimiento de las discusiones se mostró optimista sobre la perspectiva de zanjar diferencias.
"Somos muy optimistas sobre que podamos alcanzar un acuerdo", dijo el diplomático.
En el documento de compromiso, preparado en estrecha consulta con Alemania, Francia y Reino Unido, Chipre recomienda que los bancos con activos de 30.000 millones de euros o que superen una quinta parte de la economía de su país sean supervisados directamente por el BCE en lugar de por organismos nacionales.
Los bancos con filiales en otros dos países de la unión bancaria también estarían en esa categoría. De forma fundamental, sin embargo, deja al BCE con capacidad para ampliar su área de influencia a bancos con problemas aunque sean más pequeños.
El consejo de gobierno del BCE mantendría la última palabra en supervisión, según la propuesta, que también pone énfasis en la necesidad de una clara separación entre política monetaria y supervisión.
Aunque la mayoría de los países respalda la idea de la supervisión, que es el primer pilar de una unión bancaria completa, no se ponen de acuerdo sobre cómo estructurarla y hasta dónde pueden llegar compartiendo los riesgos bancarios.
Los 27 países de la Unión Europea deben dar su aprobación para que el proyecto siga adelante, aunque sólo los países de la zona euro estarán bajo la unión bancaria desde el principio.
/Por John O'Donnell/