Tras las últimas (y excelentes) aportaciones de los compañeros de este siempre sorprendente cajón de la fiscalidad, donde todo cabe, han resonado en mi cabeza, en estos días, especialmente dos de ellas: Inflación, deflactación y progresividad en frío y Once upon a time, there was a “mini-budget”.
El caso es que determinadas ideas que flotaban en los posts precedentes, se mezclaron la semana pasada, durante mis desvelos nocturnos en una agotadora gira caribeña, con mis propias
Tras las últimas (y excelentes) aportaciones de los compañeros de este siempre sorprendente cajón de la fiscalidad, donde todo cabe, han resonado en mi cabeza, en estos días, especialmente dos de ellas: Inflación, deflactación y progresividad en frío y Once upon a time, there was a “mini-budget”.
El caso es que determinadas ideas que flotaban en los posts precedentes, se mezclaron la semana pasada, durante mis desvelos nocturnos en una agotadora gira caribeña, con mis propias consideraciones sobre los países que iba visitando y eso me ha llevado a sacar mis propias conclusiones sobre el devenir de algunos países y la propia tributación en el Impuesto de Sociedades. Por disipar cualquier atisbo de duda, diré que el tour en el otro lado del charco no era de naturaleza musical. Lamentablemente estoy lejos de ser Billy Preston.
- Evolución tras el cambio de milenio (años 2000-2018)
¿Quién diría que han pasado ya más de 20 años de aquel cambio de siglo, del terror del efecto 2.000, unas navidades asociadas a las siglas Y2K? Pues desde entonces hasta los años previos al Covid, la evolución era clara. Una reducción continuada en el tipo medio del Impuesto de Sociedades (IS) en un gran número de países, que bajó del 32.5% en el año 2000 hasta el 23.9% en el 2018. Se trataba entonces de un cambio de paradigma necesario que afectaba a países tanto desarrollados como en vías de desarrollo, siendo el siguiente gráfico clara muestra de ello.
Acuerdo sobre un tipo mínimo global (2021)
Ya en tiempo postpandémico los ministros de economía y finanzas del G7 parecían haber logrado un imposible, el gamusino de la fiscalidad internacional, alcanzar el consenso sobre un tipo mínimo aplicable en el impuesto de sociedades, fijando el límite en el 15%. Si bien no fue posible delimitar entonces, en junio del año pasado, más detalles sobre cómo debía ser el desarrollo de dicho territorio común en relación al IS, se trataba, sin duda de un gran avance. El argumento principal en favor de este cambio era (y es) simplemente evitar la erosión de la base imponible (sobre todo en Estados desarrollados) hacia jurisdicciones con una tributación más baja. La existencia de impuestos mínimos calculados sobre la base de los ingresos o beneficios de las empresas da como resultado una mayor contribución por esta tipología de tributos al total del PIB de un país. No lo digo yo, lo dicen contundentes estudios como el que me permito compartir en este enlace: A Firm Lower Bound: Characteristics and Impact ofCorporate Minimum Taxation; A pesar de esta y otros buenas razones para el consenso, en junio de este año la propia Unión Europea fracasó en su intento por alcanzar un acuerdo sobre este punto a causa, entre otros motivos, de la oposición de Hungría, como podremos entender más abajo.
- ¿Cambio de tendencia? (2022)
Probablemente el que haya llegado hasta aquí se preguntará ¿Y qué tiene que ver esto con las últimas publicaciones, tal y anunciaba al inicio? Todo. Nuestra compañera Cristina Benítez se hacía eco hasta en dos ocasiones del susto provocado por el premier Boris Johnson al haber aprobado éste una subida de seis puntos porcentuales en el impuesto de sociedades del Reino Unido, que debía entrar en vigor a partir de abril de 2023; reforma que, afortunadamente, ha sido anulada. Así pues, es difícil establecer cuál será la evolución ¿Subidas o bajadas en los tipos impositivos? Lo que sí se ha verificado en los últimos tiempos, a causa principalmente del Covid, ha sido una reducción en los ingresos procedentes de este y otros impuestos relacionados con las actividades económicas/empresariales. A pesar de este claro descenso puntual, el peso del IS sigue siendo crucial entre los principales impuestos que conforman la recaudación tributaria de los países según los últimos estudios de la OCDE. Tax Policy Reforms 2022
Como es sabido todo anuncio de esta clase (cambios en los tributos) tiene una carga política importante y nosotros, en España, tenemos nuestra dosis reciente. Entre las distintas medidas que pretende poner en marcha el ejecutivo, podemos destacar, en este caso, una rebaja del tipo aplicable a las PYMEs del actual 25% hasta el 23%. Para más detalles ver: Nota de prensa del Ministerio de Economía y Hacienda. Sea como fueren los intentos más mediáticos que reales por dinamizar la economía, lo cierto es que los países desarrollados siguen siendo, en gran medida, dependientes de la recaudación obtenida a través del IS. Por tanto, una estructura eficaz de dicho impuesto, con unos tipos que sean razonables y asumibles por las corporaciones y empresarios, junto con adecuados mecanismos de recaudación, resultará clave para la buena marcha de nuestro país y cualquier otro.
- Del 2023 en adelante
En toda lectura, como en los debates o en otras actividades que están llamadas a despertar y alimentar nuestro intelecto, es importante dejar elementos en manos del lector o espectador para que sea este quien termine de sacar sus propias conclusiones, por lo que me limitaré a destacar los datos de 3 países como colofón final a este artículo.
1.- Irlanda:
Cómo no, el sempiterno Tigre Celta, fue pionero en una drástica reducción de su Impuesto de Sociedades coincidiendo con el final de los 90 e inicio de los 2000 del 32% hasta el 12,5%, todo ello con el beneplácito de la UE. El resto es historia. Un milagro económico en el que podemos destacar un incremento sin precedentes de la inversión extranjera directa. Ireland: A Study in the effectiveness of Corporate Tax Reduction
2.- Lituania:
Siguiendo probablemente los pasos de Irlanda, el país eslavo se ha convertido en un referente en la economía digital y la implantación de startups con un crecimiento récord en inversión extranjera, diríamos que impulsada por un tipo en el IS del 15%, junto con otras medidas que convierten a este país en el 6º del mundo en competitividad tributaria. International tax competitiveness Index 2020
3.- Hungría:
El más reciente en incorporarse a esta tendencia, allá por el año 2017, se estrenó con un tipo impositivo en el IS del 9%. Quizás aún sea pronto para sacar conclusiones con este nuevo ejemplo, no obstante…analicen, piensen y juzguen ustedes mismos.
