Ayer teníamos noticia de la reforma de la Ley del Registro Civil en lo referente al orden de los apellidos. La verdad es que en un principio me pareció estupendo, claro, después de intercambiar opiniones en algunos foros, he recordado que hace más o menos un año o año y medio, me dirigí al Ministerio de Igualdad, a través de la web del Instituto de la Mujer, para hacerles ver una situación que, por mucha tradición que se diga, es desigual para la mujer. Como es normal, no recibí ni acuse de recibo, ni las gracias por la sugerencia. Además, supongo que la reforma tendrá causa en otras razones o motivos.
Pero, volviendo al objeto de la reforma, el actual régimen legal permite
que se pueda utilizar en primer lugar el apellido de la madre, pero
prioriza el paterno conforme históricamente se viene haciendo. Las
posibilidades de cambiar el orden entran en una negociación
(que no se daba) entre la pareja que, ante la discrepancia, favorece al
marido. Además, recordemos que quien acude al Registro Civil es casi
siempre el padre, ya que la madre todavía está convaleciente del parto.
Así las cosas, una reforma que deje en una posición de iguales a los cónyuges para
tomar la decisión del orden de los apellidos de los hijos me parece
justa e igual. Los cónyuges tendrán que acordar, para evitar
discrepancias futuras, ésta situación previa al matrimonio y, si hacen
capitulaciones, incluirlas en ellas.
El método para arbitrar la falta de arreglo es más controvertido. Acudir al orden alfabético
de los cónyuges es una solución, no falta de suspicacia. Esperemos que
la gente se siga casando por amor y no por la letra por la que empieza
su apellido, aunque a mi hija, yo ya le he dicho que los novios….. a
partir de la "c".
Fuente: http://fbiurrun.blogspot.com/