En el artículo de hoy vamos a detallar el funcionamiento de las cédulas hipotecarias y sus diferencias con otros títulos hipotecarios.
Las cédulas hipotecarias son productos financieros de renta fija emitidos por entidades de crédito y garantizados por la totalidad de la cartera de préstamos hipotecarios de la entidad emisora.
Las cédulas hipotecarias permiten a sus emisores captar fondos con el objetivo de invertirlos en operaciones con garantía hipotecaria. Son similares de esta manera a los bonos hipotecarios y a las participaciones hipotecarias.
La diferencia con los bonos hipotecarios radica en que, en los bonos, cada emisión está vinculada a un crédito o grupo de créditos en concreto, mientras que en las cédulas lo está a todos los préstamos de la entidad emisora. Las participaciones hipotecarias consisten en una cesión de crédito de la entidad emisora a otra entidad financiera o al público.
Cabe destacar que los tenedores de bonos tienen prelación sobre los tenedores de las cédulas cuando concurren sobre un préstamo afectado a dicha emisión. Por ello, en la cartera de créditos y préstamos hipotecarios que sirve de garantía a las cédulas hipotecarias, no se incluyen aquellos préstamos o créditos que se hubieran referenciado a una emisión de bonos hipotecarios o hayan sido objeto de participaciones hipotecarias.
La emisión de cédulas hipotecarias sólo puede ser realizada por entidades de crédito oficial, sociedades de crédito hipotecario y cajas de ahorros, pudiendo emitir como máximo un 80% de los capitales no amortizados de los créditos hipotecarios en esta forma, de manera que se mantiene la alta calidad crediticia de las cédulas.
Como se aprecia en el siguiente gráfico, la emisión de cédulas hipotecarias fue muy popular en España en los primeros años del siglo XXI, tanto en número de emisores como en la cantidad total emitida. En los últimos años se ha producido sin embargo una reducción drástica de las emisiones.
Evolución del mercado de cédulas hipotecarias en España
Fuente: Netvalue con datos de CNMV
En conclusión, las cédulas hipotecarias permiten a las entidades emisoras refinanciarse utilizando como garantía el total de los créditos hipotecarios concedidos por ellas mismas, garantizando de esta manera a los inversores el capital invertido y los intereses.