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19/03/2024. 08:07:23

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Los supervivientes del tifón piden ayuda, pero el rescate es difícil

Reuters

TACLOBAN, Filipinas (Reuters) – Los conmocionados supervivientes del rtifón Haiyan que arrasó el centro del archipiélago de Filipinas matando a unas 10.000 personas suplicaban ayuda y rebuscaban alimentos, agua y medicinas el lunes, mientras los rescatadores tenían dificultades para llegar a las víctimas en zonas aisladas por el agua.

Imagen del 11 de noviembre de la devastación causada por Haiyan en una localidad en la provincia de Samar, en el centro de Filipinas

El presidente Benigno Aquino desplegó a cientos de soldados en la ciudad costera de Tacloban para sofocar los saqueos, pero las noticias que dejaban al descubierto la magnitud del desastre hablaban de miles de desaparecidos y mostraban escenas de destrucción en una localidad a la que no han llegado aún los equipos de rescate o las fuerzas armadas.

Haiyan, uno de los tifones más fuertes de los que hay registro, arrasó y dejó bajo el agua Basey, en la provincia costera de Samar, a unos 10 kilómetros de Tacloban, en la provincia de Leyte, donde al menos 10.000 personas murieron, según funcionarios.

Unas 2.000 personas estaban desaparecidas sólo en Basey, señaló el gobernador de Samar.

"La situación es mala, la devastación ha sido significativa. En algunos casos la destrucción ha sido total", dijo el secretario del Gabinete Rene Almendras en una conferencia de prensa.

Naciones Unidas dijo que funcionarios en Tacloban, que se llevó la peor parte de la tormenta el viernes, habían informado de la existencia de una fosa común que contenía entre 300 y 500 cuerpos.

Más de 600.000 personas han tenido que dejar sus hogares por la tormenta en todo el país y algunas no tienen acceso a alimentos, agua o medicamentos, según dijo la ONU.

Arrasada por las olas y unos vientos de hasta 378 kilómetros por hora, Tacloban, a 580 kilómetros al sureste de Manila, dependía casi exclusivamente para suministros y evacuación de sólo tres aviones de transporte militares que volaban desde la cercana ciudad de Cebu.

RELATOS ATERRADORES

Decenas de residentes suplicaban ayuda en el exterior del aeropuerto.

"Ayúdennos, ayúdennos. ¿Dónde está el presidente Aquino? Necesitamos agua, estamos muy sedientos", gritó una mujer. "¿Cuándo van a retirar los cuerpos de las calles?".

Tres días después de que el tifón tocara tierra, los relatos aterradores de personas arrastrados por un muro de agua revelaban detalles de una zona que lamentablemente no estaba preparada para la potencia casi sin precedentes de una tormenta como Haiyan.

La mayor parte de los daños y las muertes se debieron a que enormes olas inundaron las ciudades, lanzaron embarcaciones a tierra y barrieron localidades costeras enteras, en un escenario que recordaba el del tsunami en el océano Índico de 2004.

Jean Mae Amande, de 22 años, dijo que fue arrastrada a varios kilómetros de su casa por una inesperada masa de agua. La corriente la llevó mar adentro, hasta que la devolvió a la orilla, donde pudo trepar a un árbol y agarrar una soga que le arrojaron de un barco.

"Es un milagro que el barco estuviera ahí", expresó Amande, quien además contó que un hombre mayor que había estado nadando con ella murió cuando un techo de hierro desgarró su cuello.

"PÉRDIDAS ENORMES"

Se estima que Haiyan destruyó cerca del 70 al 80 por ciento de las estructuras a su paso mientras avanzaba por las provincias costeras de Leyte y Samar. El daño en esta zona de cultivo de cocos y arroz podría ascender a más de 3.000 millones de pesos filipinos (unos 51 millones de euros), dijo Citi Research en un informe, con "pérdidas enormes" para la propiedad privada.

Los cadáveres se amontonaban en las calles de Tacloban, descomponiéndose e hinchándose bajo el sol, lo que se suma a los riesgos sanitarios.

Las agencias de ayuda internacionales dijeron que los recursos de ayuda en Filipinas eran escasos después del terremoto del mes pasado de magnitud 7,2 en la provincia central de Bohol y el desplazamiento causado por el conflicto con los rebeldes musulmanes en la provincia sureña de Zamboanga.

La administración de Tacloban parecía colapsada, mientras los trabajadores municipales y hospitalarios se concentraban en salvar a sus propias familias y asegurarles alimentos.

Las operaciones también se veían obstaculizadas porque las carreteras, aeropuertos y puentes habían sido destruidos o estaban cubiertos por escombros. Amenazando con agravar la crisis en la zona empobrecida, se pronostica que una depresión tropical llegaría a la región tan pronto como el martes, generando fuertes lluvias.

Awelina Hadloc, la dueña de una tienda, buscaba fideos instantáneos en un almacén que estaba casi vacío tras los saqueos. Ella dijo que su tienda había sido arrastrada por una marejada de 3 metros.

"Es muy difícil. Es como si estuviéramos empezando de nuevo", dijo la mujer de 28 años de edad. "No hay suministros en el almacén y los centros comerciales", agregó.

Aquino, que afronta uno de los mayores retos de su mandato de tres años y antes de la tormenta dijo el Gobierno esperaba que no hubiera muertos, se ha mostrado exasperado por las noticias oficiales contradictorias sobre daños y fallecidos. Una cadena de televisión lo citó diciendo al jefe de la agencia de gestión de emergencias que se le estaba acabando la paciencia.

/Por Manuel Mogato y Roli Ng/

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