Sobre las 13.35 horas del 18 de febrero de 1992, dos meses antes de la inauguración de la Expo 92 de Sevilla, se produjo un incendio que dejó irrecuperable el «Pabellón de los descubrimientos» uno de los edificios que iban a ser emblemáticos de la muestra.

En la presente resolución el Tribunal Supremo, ratificando una sentencia anterior de la AP de Sevilla,considera que el incendio fue consecuencia de la "negligencia" del trabajador que se encontraba efectuando unos trabajos de soldadura y se marchó del lugar dejando un grupo electrógeno en funcionamiento.
Junto a la empresa subcontratista para la que trabajaba este obrero, el TS condena a la compañía que suministró un producto ignífugo que en realidad no lo era.
El alto tribunal confirma la interpretación de la Audiencia sevillana en el sentido de que el primer causante del incendio fue el operario encargado de la soldadura, "que desatendió las normales diligencias en el desarrollo de la actividad", pero también la empresa que le contrató por faltar a su deber de vigilancia y elección.