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Ópera y Derecho 20

Me muero de amor por ti

Presidente de la Asociación Europea de Abogados

“La Muerte de Amor” de Isolda es uno de los fragmentos musicales más famosos de la historia de la música. Isolda muere literalmente de amor ante el cadáver de su amado Tristán. Con esa muerte por la enfermedad del amor se cierra la ópera más genial nunca escrita, “Tristan e Isolda” de Richard Wagner. Estamos ante la expresión máxima del romanticismo en música.

El tema es el de siempre en Wagner. La verdadera felicidad y la redención del alma sólo pueden alcanzarse por una perfecta unión de amor entre un hombre y una mujer. Como en otras ocasiones Wagner nos presenta el amor como la fuerza más poderosa del mundo.

Tristán e Isolda están profundamente enamorados pero las circunstancias de la vida real impiden ese amor. Isolda está casada con el Rey Marke de Inglaterra, Tristán es el sobrino y consejero más leal del rey. Los sentimientos son intensos pero permanecen en el interior en una especie de Catedral de Amor sumergida.

Isolda esta tan enamorada que prefiere el suicidio antes que seguir en la situación de profunda melancolía a la que le lleva el deseo insatisfecho. Ofrece a Tristán beber un veneno que los llevará a la muerte inmediata. Su fiel criada Brangania les entrega en lugar del filtro de muerte una bebida que contiene un filtro de amor. El filtro no enamora a nuestros queridos protagonistas. Lo único que hace es permitir que los sentimientos se liberen de las ataduras de las convenciones morales y las circunstancias vitales. Se acaban los frenos, las cautelas, la espera hasta conocerse mejor, el temor a lo desconocido, el miedo a salir de la zona de confort.

El mensaje es claro. Cuando no sigues tus sentimientos estas triste y apagado. Cuando sigues los sentimientos estas jubiloso, alegre y exultante. Es la lucha contra uno mismo, lucha que siempre pierdes porque si la ganas la has ganado contra ti mismo y por tanto has perdido. Y si pierdes esa lucha también has perdido. Aquí esta llevado al extremo. No seguir los sentimientos ocasiona una tristeza, depresión y angustia tan grandes que nos lleva a la muerte.

El amor de Tristán e Isolda no tiene nada de sexual ni carnal. Todo es mental, psicológico,  a la vez sentimental y profundamente intelectualizado. La ópera está basada en el filósofo  más admirado por Wagner, Schopenhauer, que  sostuvo que detrás de la voluntad individual se esconde la voluntad de la especie, que es perpetuarse e incluso mejorarse. De esta forma en el enamoramiento verdadero buscamos aunque sea de forma inconsciente la mejor madre (o padre) para nuestros hijos.  Lo explica en «El Mundo como Voluntad de poder y representación». En el capítulo 44 del tomo segundo habla de la Metafísica del Amor. «En el entrecruzamiento de miradas llenas de deseos se enciende ya una vida nueva».

En Tristán nos encontramos con el contraste entre la noche y el día, entre la oscuridad y la luz. La noche es el mundo de la verdad, de los sentimientos profundos. El día es el mundo de la mentira, de la trampa, de la banalidad, de la duda, de los temores, de la volubilidad, En la noche no hay que fingir, no hay que contenerse, no hay que preocuparse de lo que pensarán los demás. En la noche somos nosotros en toda su intensidad.  

En el día sin embargo aparecen las contradicciones, la doble moral,  la contención, el disfraz que hace que no seamos nosotros mismos de verdad. Tristan es un ir y venir constante entre la luz y la oscuridad,  entre el día y la noche. “Fantasmas del día desvaneceos” dice Tristán cuando es descubierto.

La noche es una metáfora de la verdad, de la verdad profunda oculta. Los artificios del día matan la verdad.

La ópera nos ilustra también sobre la necesaria afinidad para el amor. Tristan se identifica con Isolda e Isolda con Tristan. Ambos se sienten reflejados en el otro. Ven en el otro como ellos son y sienten que entre ambos puede producirse una fusión perfecta. Como dijo el psiquiatra Carl Jung, gran fanático de Wagner: “El encuentro de dos personas es como el contacto dos sustancias químicas, Si hay reacción ambas se transforman”.

La ópera es autobiográfica. La composición de “Tristán e Isoldafue inspirada a Wagner por su completo enamoramiento de Mathilde Wesendonck. Fue una relación que no pudo desarrollarse debido a las circunstancias. Mathilde estaba casada con el rico industrial suizo Wessendonck y aunque estaba enamorada de Wagner no se atrevió a dar el paso,  vencer sus temores y romper su  matrimonio. Siguió toda su vida enamorada de Wagner. Cuando Wagner murió escribió: “La mayoría de las cosas que nos ocurren en la vida humana están destinadas al olvido, muy pocas son inolvidables, Pero sobre esas cosas inolvidables se calcula el verdadero  valor de la existencia sobre la tierra”.

El rígido corsé del derecho es rechazado por Wagner. Nuestro querido compositor y sus protagonistas se alejan del imperativo categórico kantiano tan relacionado con la ley. El mensaje de la ópera es claro. Hay que destruir el derecho, las convenciones, las costumbres para alcanzar la felicidad. El mundo del día pertenece al derecho. El mundo de la noche al AMOR.

En la imagen, un fotograma de la película “Tristán e Isolda” de 2006 dirigida por Kevin Reynolds y protagonizada por James Franco y Sofía Myles.

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