Las soluciones que aportamos a los clientes requieren talento. El talento tiene un precio. Aprendamos a venderlo bien frente a los clientes potenciales y también frente a los clientes actuales en el caso de que les sugiramos nuevas necesidades de asesoramiento.

Los buenos profesionales tienen talento intelectual. No obstante, la mayoría suelen carecer de talento comercial, porque en unos casos desconocen los beneficios de saber vender su capacidad y en otros sencillamente desprecian todo lo relacionado con las ventas, cuando la realidad es que todos, desde que salimos de casa estamos "vendiendo" continuamente.
Talento intelectual complementado con talento comercial. Es una de las claves del éxito de una carrera profesional. Además, el mercado cada vez demanda más tener talento comercial, puesto que si sabemos mucho pero no salimos del despacho a venderlo, y no sabemos cómo hacerlo, tendremos menos clientes que quienes saben menos pero conocen cómo atraer clientes. En definitiva, sin ventas no hay clientes.
