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19/04/2024. 07:00:48

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Ser internacional

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Dicen que el derecho viaja mal, pero hoy en día debe hacer las maletas si quiere acompañar a sus clientes y evolucionar conforme a lo que está ocurriendo en el mundo empresarial. No existe límite ni fronteras en las transacciones, internet es un mundo global y las empresas crecen y se convierten en multinacionales casi desde el inicio. Todo va muy rápido, extremadamente rápido y el derecho, aunque con cierta lentitud, sigue proporcionando regulación y arrojando perfiles de abogados internacionales o abogados globales.

Una mano sujetando un globo terráqueo

La complejidad jurídica de las relaciones internacionales requiere un nuevo tipo de  abogado que ha sabido evolucionar y que incorpora nuevas competencias, nuevas habilidades a la profesión de ser abogado. Ser internacional, a mi modo de ver,  va más allá de los conocimientos técnicos. Se trata de un abogado que se ha transformado  en función de las demandas del mercado y de las nuevas necesidades del mundo globalizado.

De hecho, firmas globales como Baker & McKenzie crecieron simplemente porque fueron siguiendo a sus clientes allí donde fueran. Su primera oficina fue Chicago y la siguiente Caracas, siguiendo a uno de sus principales clientes.  Pero muchos abogados españoles ya entendieron el mundo como global; recuerdo con especial cariño a Fernando Pombo que creó  un despacho con vocación internacional desde sus orígenes. Fernando llegó a ser el primer español presidente español de la mayor asociación mundial de abogados, la International Bar Association (IBA), un mundo anglosajón por excelencia. El abogado internacional hace tiempo que existe lo que ha cambiado es el entorno, que fuerza a que la internacionalidad sea una característica interiorizada de oportunidad de negocio.

Así pues, los abogados necesitan trabajar en un entorno de pluralidad cultural, política y multijurisdiccional. Este perfil de abogado debe sentirse cómodo en entornos internacionales, capaz de trabajar con diferentes fuentes de  derecho, aunque no necesariamente conocerlas en profundidad, pero sí debe ser capaz de aportar criterio legal, es decir, saber hacer las preguntas adecuadas que proporcionen un marco seguro a sus clientes. En definitiva, deben aportar pensamiento jurídico.

Pero trabajar en entornos multiculturales supone un extra en la gestión, implica un perfil capaz de manejar equipos, trabajar con diferentes culturas, horarios y diversidad. El abogado deja de ser local para convertirse efectivamente en internacional. Todos estos cambios de entorno afectan directamente en el perfil de abogado, no sólo en los aspectos del ámbito de su actuación si no en el propio perfil competencial y en las habilidades requeridas para ejercer en el derecho de los negocios. La excelencia técnica y la formación meramente jurídica ya no aportan un valor diferencial, son necesarias, pero se trata de algo que se da por hecho que hay que tener,  son un básico, un factor higiénico, no suman y desde luego no  tienen el peso que tenían para la Abogacía tradicional.

Detrás de las sensacionalistas palabras de Richard Susskind sobre "El fin de los abogados" creo que hay algo de verdad. Y es que la Abogacía actual ha dado un vuelco para convertir al abogado en un profesional más completo, con conocimientos transversales (T- shaped) más allá del profundo conocimiento técnico. El abogado del s. XXI es un abogado más completo y más formado especialmente en el ámbito de gestión y con más competencias y habilidades. Su reto es ser  más competitivo en un entorno maduro y más complejo, debe hablar idiomas y moverse como algo natural, en entornos internacionales. Además, desde su profesión de abogado debe ser capaz de ejercer liderazgo e influencia. Pero a cambio de esta transformación, el abogado se ha convertido en un elemento clave en el mundo empresarial y en la toma de decisiones ya que nos encontramos en un mundo extremadamente regulado.

Pero una cosa es ser internacional y cómo ha variado el perfil competencial del abogado para adaptarse a los cambios de entorno y otra es cómo los despachos buscan ser internacionales de manera empresarial.

Viendo diferentes webs de despachos, es difícil encontrar alguna en la que no veamos una pestaña que haga alusión a la capacidad internacional. Creo que ha costado más adaptar el perfil de los abogados que entender que  como empresas se debe tener una capacidad y cobertura geográfica. De hecho han proliferado las redes, alianzas…

A pesar de esto, creo que a los despachos españoles les ha costado salir al exterior, justamente por creer que el derecho viaja mal y no entenderlo desde una perspectiva empresarial. En España tenemos firmas internacionales que vieron rápidamente el derecho esa óptica y llevan muchos años implantadas con éxito, compitiendo con nuestras firmas nacionales. En esta mera de entender el derecho, creo el derecho anglosajón es el derecho de los negocios y que es el mismo allí donde va, y eso les ha dado esa visión más global.

No obstante, a pesar de los movimientos que están haciendo los despachos hacia Latinoamérica tampoco hemos sabido llegar como empresas de servicios profesionales, es ahora cuando realmente se empiezan a ver movimientos consolidados de firmas españolas como Uría, Garrigues, ONTIER…. en Latinoamérica.

Vivimos en el momento en el que la cobertura geográfica está siendo el eje estratégico de crecimiento de muchas firmas véase Herbert Smith Freehills (fusión de firma de origen inglés con firma australiana) o la reciente fusión de Dentons-Dancheng para crear el despacho de abogados más grande del mundo, en la que ya interviene un despacho asiático chino. Tal vez veremos más fusiones ahora con Latinoamérica o la generación de marcas que provengan de allí y que se instalen en Europa. Lo que está claro que la Abogacía está viviendo un momento convulso. Dicen los expertos que viviremos un proceso de concentración de firmas a nivel mundial que competirán entre ellas y en las que desde luego los brazos legales de las auditoras jugarán un gran papel.

Así pues, la fusión es una de las maneras de ser una firma internacional. Pero las fusiones nunca son fáciles y son complejas de ejecutar y de mantener en el tiempo. Las culturas dominantes, los perfiles dispares de socios, las sistemas, incluso la propia tecnología hace que no siempre sean un éxito. Creo que desde luego es una manera rápida de crecer y de competir en el mercado, pero creo que requieren un tiempo profundo de reflexión y de actuación continuado en el tiempo. Las fusiones son caras y costosas a nivel económico y personal.

También existen modelos de crecimiento con oficinas propias, no exportando socios del país de origen  de la firma, sistema que se ha comprobado que no funciona, si no fichando las personas adecuadas de la jurisdicción, de las prácticas adecuadas y capaces de emprender un proyecto, consolidar equipos y hacerlos crecer. No siempre tarea fácil. De nuevo, nos topamos con la importancia de los perfiles competenciales para el éxito de un proyecto.

Otros modelos de internacionalización pasan por formatos ya preestablecidos en el mundo legal. Nos encontramos con alianzas estratégicas en las que normalmente se refieren clientes de manera exclusiva y sus esfuerzos van dirigidos a tener sistemas comunes, promoción conjunta y un conocimiento profundo de las otras firmas integrantes. Ejemplos podrían ser CMS, Eversheds… el nombre de la firma en cada país está compuesto por la marca local y el nombre de la red. La red tiene web independiente y staff propio que ayuda a coordinar y entidad.

Otros modelos que atan menos, son los famosos "best friends". Siempre que lo explico a mis algunos jóvenes se les escapa una sonrisa, como si el término no fuese adecuado. Pero yo considero que representa perfectamente lo que es: algunos despachos desarrollan vínculos con otros de otras jurisdicciones, relaciones de haber trabajado con ellos, de conocimiento personal-importantísimo-, pero que no son en exclusividad. Es un modelo muy utilizado por lo que se denomina firmas independientes. No es caro y más fácil de manejar que cualquier tipo de integración.

Las redes internacionales han proliferado en gran manera. Existen por áreas de práctica, regionales, sectoriales, por tamaño de despacho…Entiendo que es importantísimo poder pertenecer a alguna red para tener un mensaje de capacidad de servicio creíble. Pero sobre todo, se ha de ser riguroso en la elección, mismo perfil de clientes, rango de precios parecidos (entendiendo que hay países como el británico en que los servicios legales son más caros por definición) y sobre todo una cultura de orientación al cliente parecida. Para ello es importante conocer a las personas, es arriesgado poner en manos de un desconocido a tu cliente, por eso hay que invertir en ser internacional y conocer bien a quien vas a referir.

Existen foros internacionales que permiten el conocimiento de firmas como pueden ser: IBA (International Bar Association),  ABA (American Bar Association), UIA (Union Internacionale des Avocats) o incluso para gente joven AIJA (International Association of Young Lawyers)… entre otras muchas. Como siempre hay que evaluar el coste oportunidad y desde luego debe estar alineado con la estrategia  de la firma (incluidos los medianos y los pequeños). Un despacho que no tenga ninguna estrategia o voluntad de ser internacional no tiene sentido que se plantee ninguna acción, de nada nos sirve acciones puntuales, la internacionalización y una buena red se fragua con el tiempo. Asistir a este tipo de eventos requiere esfuerzo y  si no se prepara con antelación una  agenda conforme a los objetivos, también puede ser un esfuerzo infructuoso. No olvidemos que la internacionalización no se improvisa y es una estrategia, por lo que requiere, como mínimo, inversión en tiempo de reflexión. Pero no nos engañemos también en tiempo y dinero.

Así pues, ser internacional se ha convertido en parte de lo que es ser abogado del S. XXI, es una necesidad de adaptación al entorno actual. Lo que se espera del abogado excede a las capacidades técnicas y requiere que se hable idiomas se coordinen equipos y se ejerza en liderazgo entre los equipos multijurisdiccionales. La Abogacía se ha vuelto viajera.

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