Adoro Portugal; en concreto me chifla Oporto, y si puedo irme de compras a El Corte Inglés de Gaia no me quedo en el de Vigo… ¡pequeños vicios vulgares! La verdad es que tomar un café paseando por el centro y pagar menos de un euro es toda una experiencia hoy en día.
Pero mi última experiencia en Oporto ha sido mucho más impactante, aunque igual de vulgar. En el hall del hotel un mostrador con la prensa, y los ojos se clavan en la portada de un periódico salmón: «IRC tributa empresas acima da taxa nominal».
¡No me lo podía creer! Obviamente, me he traído un ejemplar para que quede constancia documental, y nadie me tome por "trapalleiro" o mentiroso. Es cierto, un semanario prestigioso (Vida Económica) de larga trayectoria y con notable repercusión hace portada con una entrevista donde se vierten críticas duras, serias y sólidas a la actuación de la administración tributaria portuguesa.
¿Se lo imaginan, un periódico de información económica español diciendo en portada que la actuación de la administración tributaria española desestimando sistemáticamente recursos es arbitraria y abusiva? ¿Creen ustedes posible que alguien titule en prensa de "opinión pública", alguna vez, que la administración tributaria española defrauda a las empresas decentes, pidiendo pruebas imposibles o denegando la deducibilidad de gastos evidentes, y sin embargo no se entera del dinero negro que se mueve a su alrededor?
Yo creo que es imposible; llevo algunas experiencias de reproches más o menos públicos (limitadísimamente públicos) con actuaciones concretas de Administraciones tributarias. NO SON ADMISIBLES: ¡he recibido una queja oficial de un tribunal económico-administrativo, porque me atreví a quejarme de que no se publicaban las resoluciones que dictaban -cuyo interés público es evidente, faltaría más-!
Existe una verdad indiscutible en España: si alguien se porta mal en materia de impuestos son los ciudadanos que pagan, nunca los servidores de las administraciones que cobran… ¡Bueno, menos mal que nos queda Portugal!
