SEÚL (Reuters) – El Grupo de los 20 acordará la fijación de vagas «pautas indicativas» para medir los desequilibrios globales y decidirá los detalles el próximo año, dijeron el viernes fuentes del G-20.
En la práctica ésto representaría un receso para permitir que se enfríen los ánimos tras un acalorado debate sobre divisas en la cumbre del G-20 que concluirá el viernes en Corea del Sur.
Los negociadores trabajaron hasta la madrugada para tratar de definir un acuerdo que pueda ser adoptado por todos los líderes, pese a profundas divisiones que quedaron en evidencia antes de que finalizara el encuentro.
"Fue un trabajo muy duro", dijo una fuente del G-20 tras una sesión de negociación que concluyó cerca de las 03.00 hora local (18:00 GMT)
Fuentes del G-20 dijeron a Reuters que los viceministros se pusieron de acuerdo sobre los términos que serán empleados en un comunicado final, pero no se espera que este vaya más allá de lo que ya fue acordado en una reunión de ministros de Finanzas el mes pasado.
Los líderes se prevé que instarán al Fondo Monetario Internacional (FMI) a desarrollar una serie de indicadores para identificar cuando los desequilibrios representan una amenaza a la estabilidad económica.
Los ministros de Finanzas del G-20 revisarán las conclusiones en una reunión a comienzos del 2011, de acuerdo a un borrador del comunicado al cual tuvo acceso Reuters.
Una versión anterior del documento mostraba a los negociadores debatiendo si esos indicadores debían ser "mesurables" o "cuantitativos y cualitativos". Finalmente ninguna de esas frases fue incluida, lo que sugiere que el G-20 no logró ponerse de acuerdo en los términos.
El G-20 se ha ido dividiendo a medida que una recesión global sincronizada ha dado paso a una recuperación a distintas velocidades.
Las economías avanzadas con un lento crecimiento han mantenido sus tipos de interés en mínimos históricos para tratar de impulsar el crecimiento, mientras que los grandes mercados emergentes se han recuperado con tal rapidez que algunos están preocupados sobre un posible recalentamiento.
Los líderes del G-20 tenían altas esperanzas para la cumbre en Seúl, calificándola como una oportunidad para avanzar hacia un "crecimiento compartido más allá de la crisis".
Pero los desacuerdos sobre el programa de la Fed estadounidense de compra de bonos del Gobierno para fortalecer una débil recuperación y los crecientes problemas de deuda de Irlanda sirvieron como recordatorio de que el sistema financiero está lejos de haber sanado completamente.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su secretario del Tesoro, Timothy Geithner, debieron defender de manera repetida la política de alivio cuantitativo de la Fed, señalando que una economía estadounidense saludable es esencial para el crecimiento global.
Un portavoz del Gobierno alemán dijo que los ministros de Finanzas de Alemania, Reino Unido y Francia discutieron la situación de deuda irlandesa, y probablemente ofrecerán una declaración al respecto el viernes más tarde.