LONDRES (Reuters) – La primera ministra británica, Theresa May, sufrió el martes duros reveses, en el inicio de un debate de cinco días sobre sus planes para abandonar la Unión Europea que podría determinar el futuro del Brexit y el de su Gobierno.
May quiere lograr la aprobación parlamentaria a su acuerdo, que prevé una estrecha relación con la UE tras abandonar el bloque en marzo, pero la oposición de los legisladores es firme y tanto los defensores del Brexit como sus detractores quieren frustrar sus planes.
La fortaleza de la oposición se dejó sentir al comienzo del debate, cuando se determinó que el Gobierno estaba en desacato con el Parlamento y, luego, un grupo de legisladores del propio Partido Conservador de May ganó un pulso para dar más poder a la Cámara de los Comunes si su acuerdo es rechazado. Esto podría reducir el riesgo de que Reino Unido deje la UE sin un acuerdo.
Tras la votación del desacato, la libra esterlina cayó a su mínimo frente al dólar desde junio del año pasado, pero se recuperó tras la aprobación de la enmienda que da más voz al Parlamento.
Los debates y la votación final del 11 de diciembre son cruciales para determinar cómo -y posiblemente incluso si- Reino Unido deja la UE en la fecha prevista del 29 de marzo, en el mayor giro en política exterior y comercial que da el país en más de 40 años.
Sus planes son susceptibles de sufrir más cambios durante los cinco días de debate y el consejo de un alto asesor legal del bloque, que argumentó que Londres tiene derecho a retirar su aviso de Brexit, abrió otro frente en la batalla de May para ganar la aprobación del Parlamento, aunque por el momento se mantenía firme.
"Tenemos que aprobar un Brexit que respete la decisión del pueblo británico", dijo a los legisladores tras sufrir las dos derrotas. "Esto será solo un momento de oportunidad si (…) podemos hallar una forma de aprobar un Brexit que vuelva a reunificar a nuestro país".
Según May, si los legisladores no respaldan su acuerdo, podrían abrir la puerta no solo a una salida británica de la UE sin medidas que alivien la transición, sino también a la posibilidad de que el Brexit no llegue a producirse.