MADRID (Reuters) – El ex secretario general Pedro Sánchez recuperó el domingo las riendas del PSOE en unas disputadas primarias en las que los militantes parecieron darle la razón en su negativa a que los socialistas dejaran gobernar al Partido Popular.
Con más del 99,23 por ciento del voto escrutado, Sánchez obtuvo el respaldo de 74.223 militantes (50,2%), frente a 59.041(39,9%) de su principal adversaria, la presidenta andaluza Susana Díaz, a la que apoyaban los principales dirigentes del PSOE. El tercer candidato, Patxi López, logró 14.571 votos (9,8%) entre los 187.831 militantes convocados.
Con un discurso más a la izquierda que Díaz y que el defendido por él mismo cuando fue secretario general entre 2014 y octubre del año pasado, su elección abre la puerta a una oposición más dura al Gobierno en minoría de Mariano Rajoy, a cuya investidura Sánchez se opuso.
"El PSOE va a hacer una oposición útil (..) va a hacer lo indecible por cambiar el rumbo del país", dijo Sánchez en la sede madrileña del partido tras conocerse su victoria.
Entre las clases empresariales y en el ámbito del Gobierno había una cierta preocupación a que una victoria de Sánchez pueda acercar al partido a las tesis izquierdistas de Podemos o incluso desembocar en otro período de inestabilidad política que fuerce unas nuevas elecciones antes de plazo.
Sánchez, que intentó infructuosamente formar gobierno el año pasado con Podemos, ha reiterado que no apoyará la moción de censura presentada por el partido antiausteridad contra Rajoy, que por el momento carece de apoyos para prosperar, pero tampoco ha descartado presentar él mismo una cuestión de confianza.
Tras una agria campaña en la que ha defendido la necesidad de que el PSOE vuelva a sus raíces socialistas tras perder 5,8 millones de votos en diez años, el reelecto secretario general se comprometió a reconstruir al partido en uno de los momentos más críticos de su historia y en medio de una crisis generalizada de la socialdemocracia en Europa.
"Hoy empieza todo, votamos para hacer al PSOE una organización nueva, me comprometo a ser el secretario general de todos los afiliados del PSOE", añadió Sánchez.
DIFÍCIL RELACIÓN EN EL PSOE
Sin acta de diputado y, por tanto, alejado del cara a cara del Congreso hasta nuevas elecciones, Sánchez tendrá que afrontar también una difícil relación con los presidentes autonómicos socialistas, mayoritariamente a favor de Díaz y que en octubre pasado apoyaron la defenestración del político madrileño.
"Vamos a estar a disposición de lo que el PSOE necesite de nosotros (..) El PSOE tiene que ser la alternativa de Gobierno de España", dijo Díaz en la sede madrileña del partido.
Pese a su discurso integrador antes de que el partido celebre su congreso federal en junio, Sánchez ya ha anticipado que prescindirá de los actuales portavoces parlamentarios en favor de otros más afines a él. De hecho, la voz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando -que también fue mano derecha de Sánchez-, no quiso esperar y presentó su dimisión el domingo.
Queda por ver cómo se traslada a los votantes el apoyo dividido pero mayoritario a un líder bajo cuyo mandato los socialistas recabaron el menor apoyo ciudadano de su historia.
En el último sondeo del CIS, el PSOE había recuperado en abril el puesto de segunda fuerza política del país, que perdió en noviembre a favor de Podemos en un contexto de creciente descontento por la corrupción pero que ha ahondado en la segmentación de la intención de voto y en el que el PP sigue siendo la fuerza favorita de los encuestados.
