La Inteligencia Artificial ha irrumpido con fuerza en todos los ámbitos jurídicos. Los expertos coinciden a la hora de afirmar que estamos solo en la primera fase de una revolución en la profesión tanto desde la esfera regulatoria como del ejercicio práctico. José Medina, Chief Technology Officer (CTO) de la Región Sur del Grupo Karnov para Francia, España y Portugal nos da detalles de la estrategia del grupo para incorporar esta tecnología en las soluciones de la compañía para hacerlas aún más valiosas para sus clientes.
En el uso de IA generativa se ha revelado cómo una cuestión muy relevante la forma en la que el usuario se relaciona con estos sistemas. ¿Es algo que tienen en cuenta en sus desarrollos?
Los chatbots conversacionales de modelos como ChatGPT han sorprendido por su accesibilidad y facilidad de uso, además con una sintaxis sorprendente. Sin duda, son elementos a tener en cuenta en cualquier desarrollo tecnológico, pues marcan un estándar al que los usuarios nos acostumbramos con rapidez y echamos de menos en herramientas digitales que no los incorporen.
En el grupo Karnov, trabajamos a diario en el análisis e investigación de todas las nuevas tecnologías que pueden mejorar la experiencia de usuario de nuestros clientes, y, lógicamente, la IA generativa es una de ellas, a la que estamos dedicando tiempo para utilizarla adecuadamente y con seguridad, resolviendo necesidades concretas que nos transmiten los profesionales jurídicos.
¿Qué especialidades tienen los desarrollos de IA dirigidos a los profesionales del mundo del Derecho?
Distinguiría sobre todo tres. En primer lugar, la especialidad del conocimiento jurídico en sí, que cuenta con unos principios que ordenan su información que los tecnólogos, junto a los juristas, hemos sabido incorporar a los motores de búsqueda de las bases de datos jurídicas. En segundo lugar, los diferentes perfiles de las profesiones jurídicas, que exigirán desarrollos específicos relacionados con las tareas que permitan automatizaciones asistidas por la IA generativa. En tercer lugar, la necesidad de que el resultado sea riguroso y preciso, pues cualquier error puede ser nefasto para el «cliente» del jurista (en sentido amplio: hablamos de la propia empresa si es un abogado in house, del cliente de una notaría o despacho de abogados, del cliente de un banco afectado por decisiones de su asesoría jurídica…). No nos podemos permitir que la tecnología introduzca errores en nuestros productos, herramientas o funcionalidades.
¿Qué tiene Aranzadi LA LEY que no tengan otras organizaciones para desarrollar soluciones en IA?
Destacaría también tres cuestiones. En primer lugar, el gran valor de los contenidos: ahora, más que nunca, el disponer de la mayor fuente de conocimiento jurídico fiable es indispensable. Los contenidos de autor, las fuentes primarias (normativa y jurisprudencia), los contenidos actualizables (formularios, comentarios prácticos, esquemas, etc.) y de actualidad normativa, todos ellos con sus datos y metadatos y todo el enriquecimiento aportado durante décadas, van a ser esenciales en el entrenamiento de los modelos para futuras funcionalidades. En segundo lugar, la experiencia colaborativa entre equipos jurídicos y tecnológicos, con oficinas de proyectos acostumbradas a trabajar con metodologías ágiles basadas en el design thinking. En tercer lugar, la seguridad tecnológica y de conocimiento, no solo ciberseguridad, sino también respeto de los derechos de nuestros autores y de la privacidad de nuestros clientes, que nos caracteriza como grupo que cuenta con una dilatada experiencia.
