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14/10/2024. 19:44:18
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Manuel Jiménez de Parga, ex Presidente del Tribunal Constitucional

“La reforma de la ley electoral es el asunto primero, esencial, de cuantos tenemos pendientes en España”

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"Es admisible la existencia de un Ministerio de Justicia siempre que éste no interfiera en la independencia de jueces y magistrados" "Vivimos bajo el imperio de los medios de comunicación"

Manuel Jiménez de Parga se licenció en derecho en la Universidad de Granada en el año 1951. Fue diputado en las Cortes por UCD (1977) y posteriormente sería nombrado Ministro de Trabajo en la Legislatura Constituyente. Tras ello, representó a España ante la Organización Internacional del Trabajo. En 1995 fue nombrado magistrado del Tribunal Constitucional, del que fue Presidente (2001-2004). Desde 2002 es miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.

Manuel Jiménez de Parga

En una reciente Tercera de ABC (30 de marzo), usted se mostraba contrario a la reforma de Consejo General del Poder Judicial de 1985, hasta el punto de considerarla como la génesis de la actual crisis del Consejo. ¿Qué criterios prevalecieron, en su opinión, para que la Ley Orgánica saliera adelante en su momento, si era evidente que establecía un nexo entre la política parlamentaria y el órgano de gobierno de los jueces y magistrados?

Se alegó -según recuerdo- que el Poder Judicial tenía que guardar sintonía con las Cortes, integradas por dos asambleas elegidas democráticamente. Se constató en 1985 que los jueces se habían pronunciado, al votar el CGPJ, con criterios más conservadores que el de la mayoría de los ciudadanos.

 

¿No es, en cierto sentido, sano para un Estado que los tres poderes del Estado estén unidos por vasos comunicantes, que sirvan para guardar cierta coherencia institucional?

La armonía institucional es conveniente, pero con poderes independientes.

 

Dada la polarización política que suscita la crisis del Consejo General del Poder Judicial, ¿no le parecería sano blindar la independencia del órgano de gobierno de los jueces en una eventual reforma constitucional? Lo menciono porque se vienen acumulando consensos en otros temas (la sucesión al trono, la reforma del Senado, etc.), que tarde o temprano desembocarán en una reforma de la Carta Magna. ¿No le parece que este tema debería estar presente en la agenda?

No hay que reformar la Constitución en este punto, sino anular la L.O. de 1985 y recuperar la primera interpretación del art. 122.3 CE.

 

En 1969, publicó usted un artículo llamado "La independencia del poder judicial", en el que planteaba que la existencia del Ministerio de Justicia no encaja con la división de poderes. ¿Sigue usted, el día de hoy, considerando al Ministerio de Justicia como una especie de "mediador indeseable", cuando se trata de la independencia judicial?

Es admisible la existencia de un Ministerio de Justicia siempre que éste no interfiera en la independencia de jueces y magistrados.

 

Dejemos a un lado la vertiente institucional de la independencia judicial. Dígame, por favor, ¿que opinión le merecen los jueces mediáticos?

Vivimos bajo el imperio de los medios de comunicación. Nuestro mundo es diferente del de nuestros antepasados del siglo XIX. Por tanto, hay que aceptar una presencia distinta de los jueces en la sociedad, lo que no quiere decir que es oportuno y conveniente lo que usted califica de "juez mediático".

 

¿No cree que, así como se debe blindar a los jueces de las interferencias de los políticos, también de debería restringir sus apariciones y ocurrencias, y sólo dejar que se comuniquen mediante sus resoluciones judiciales?

En el siglo XXI la "audiencia pública" de nuestras viejas leyes, que era en presencia de pocas personas, es una audiencia de millones de telespectadores.

 

En una entrevista publicada por el diario El Mundo, usted estuvo de acuerdo en que había que cambiar la ley electoral, de manera que los nacionalistas dejaran de tener la sartén por el mango. Bajo esta perspectiva, ¿cómo analiza la pérdida de votos de los partidos nacionalistas en las pasadas elecciones generales? ¿No estaremos ante una autorregulación del sistema, que eventualmente terminará consolidando a los partidos nacionales?

No creo en esa "autorregulación". Por el contrario considero que la reforma de la ley electoral es el asunto primero, esencial, de cuantos tenemos pendientes en España.

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