El uso del marketing online en la abogacía lleva tanto tiempo discutiéndose en Internet que su contenido conforma una sola categoría en las principales webs dedicadas a la gestión de despachos. Por otra parte, la mayoría de profesionales que optan por intentar acercarse a esta “nueva forma de hacer las cosas” suelen salir escaldados y afirmándose para sí que esperaban mejores resultados de los obtenidos.
¿Qué ocurre entonces? ¿Exageran los proveedores del marketing online el éxito de sus servicios? ¿Somos los abogados el problema por no saber aplicar estos nuevos servicios correctamente? ¿O es que sencillamente el cliente no está aún preparado? La respuesta más lógica es que parece que ocurre un poco de cada cosa.
¿Exageran los proveedores el éxito de sus servicios?
Rotundamente sí. Si bien es cierto que en todos los sectores hay empresas deshonestas y que desarrollan una mala praxis en sus servicios, en el campo del marketing online parece haber una mayor facilidad para que ocurra esto. Como entiendo que puede parecer una frase muy pretenciosa, trato de explicarlo mejor con estos puntos:
- La mayoría de empresas que se dedican al marketing online realizan sus servicios de este modo, por lo que muchas veces no existe ni siquiera contacto personal entre proveedor y cliente. Un cambio del dominio y del diseño de la web y todo el mal prestigio de la marca anterior se elimina con una facilidad impensable para cualquier clase de negocio físico.
- Del mismo modo que ocurre en el resto de profesiones anexas al sector de los servicios, en el marketing online es costumbre y lógico que el cliente pague por adelantado y después el proveedor realice su servicio. No es frecuente que no se cumpla lo pactado, pero sí que se cumpla de forma defectuosa.
- El abogado medio desconoce de forma flagrante el mundo virtual, y ello da pie a las empresas deshonestas a desinformar o exagerar resultados con la idea de vender mejor sus servicios. Este desconocimiento tiene otro hándicap, que se enlaza con la siguiente pregunta.
¿Somos los abogados el problema por no saber aplicar estos nuevos servicios correctamente?
Por supuesto. En muchísimos casos la empresa proveedora es totalmente diligente en sus servicios y es el abogado el que no sabe participar de su trabajo, dando pie a situaciones en las que no se consiguen los resultados esperados. Junto a esto es importante aclarar también dos conceptos que no todo abogado tiene excesivamente claros: uno, el marketing online es una carrera de fondo y hay mucha gente que lleva haciendo las cosas bien desde hace muchísimos años; y dos; toda la información que necesitas para aprender y hacerlo todo por ti mismo está en Internet a coste cero.
¿O es que sencillamente el cliente no está aún preparado?
Quizá sea el factor más fundamental y también menos claro: el cliente medio de los despachos de abogados aún no es demasiado amigo de la innovación. La mayoría de personas que se ven obligadas a acudir a los servicios jurídicos de un abogado son gente con edad adulta o avanzada no acostumbrada a las nuevas tecnologías. Personas que -a pesar de que ya saben manejar ordenadores y móviles sin ningún problema- siguen gustando del trato personal y de la confianza que da el acudir a una oficina física a informarse presencialmente. Personas que probablemente no utilicen las nuevas tecnologías ni siquiera para buscar opiniones sobre un restaurante o leer un periódico a título informativo. Ni el abogado ni la empresa de marketing pueden hacer nada con esto. Con el tiempo esta forma de consumir servicios jurídicos cambiará, pero hasta la fecha así son las cosas.
Conclusión
Sin ánimo de ser tan pesimista, el marketing online puede ser en ocasiones muy bueno para los despachos jurídicos. Quizá no tan eficaz para los abogados como para otro tipo de profesionales, pero también muy útil y recomendable si se practica correctamente. Para ello será importante no exagerar sus bondades, entender y tratar de corregir sus defectos, y sobre todo utilizarlo bien asesorado y de forma constante. Todo lo demás es tirar un preciado dinero que puede ser muy bien utilizado en otras cosas, incluido el marketing de siempre.
