En el futuro habrá dos tipos de despachos de abogados: los que innoven y los que desaparezcan. Infravalorar la velocidad de los cambios que la tecnología y la competencia son capaces de introducir, es el mayor riesgo del que debemos huir.
La innovación se ha convertido en el reto estratégico más relevante al que nos enfrentamos los abogados y despachos de todo el mundo. Un desafío de gigantescas proporciones que no hace distinciones entre despachos de la vieja y nueva escuela, entre big four o despachos pequeños. Todos nos encontramos inmersos en un carrusel de transformación permanente en el que dar respuesta a los cada vez más veloces e impredecibles cambios de hábitos de nuestros clientes supone una titánica misión de creciente complejidad.
Creo que es importante entender que las nuevas reglas del ecosistema jurídico han hecho de la innovación una simple cuestión de supervivencia para nuestro sector. Si queremos seguir siendo competitivos, necesitamos renovar nuestros servicios y revisar nuestra manera de hacer las cosas permanentemente. La innovación es una de las claves para mantener un despacho competitivo.
Debemos no sólo ENTENDER los cambios de hábitos y las necesidades de los clientes sino también EXPLORAR nuevos caminos a partir de lo ya existente.
Pero ¿CÓMO? ¿Cómo llevar tu despacho por la vía de la innovación cuando nunca antes has transitado esos caminos? Cambiando tu cultura, pues lo contrario sería como construir un edificio de diez plantas sin haber trabajado previamente los cimientos.
Para nuestra firma (Emindset Law), la innovación está relacionada con la ambición por mejorar y por aportar algo a la sociedad. Es una característica innata que debe estar arraigada en la cultura de los despachos. Generar cultura de innovación es una condición indispensable y el germen necesario para que la organización se oriente a la generación de nuevas ideas y soluciones.
Y, en mi opinión, sólo se puede cambiar la cultura si hay un cambio profundo en las personas que lideran el despacho. La cultura es la imagen de sus founders, managers, socios. Si tú eres dinámico, tu despacho lo será, porque te habrás preocupado cada año por incorporar y desarrollar equipos dinámicos e innovadores.
La transformación cultural no se consigue, de la noche a la mañana, ni con grandes inversiones ni a base de discursos motivacionales en la cena de navidad. Se opera con comportamientos visibles que van calando poco a poco en la mente de las personas. Se precisa paciencia, amor y actuar en el convencimiento de que vamos en la dirección adecuada pese a que serán muchos quienes nos digan que perdemos el tiempo.
Tommaso Canonici y Antonio Nuñez en su libro titulado “El líder ante la innovación” hablan de algunas claves para lograr que la innovación escale en la organización. Claves que forman parte del ADN de nuestra firma:
- Se necesitan líderes valientes: La innovación no está limitada por la falta de ideas, sino por la falta de directivos con coraje para crear mecanismos que permitan que esas ideas puedan dar sus primeros pasos hasta demostrar su valor en el mercado.
- Visión 10x: se necesita formular en una sola frase clara, potente y simple cuál es la misión del despacho. La misión es el motor de la innovación, si todos los abogados la comprenden, se la creen y se comprometen con ella, será la gasolina que necesita el despacho.
- Liderar a través de la cultura: Innovar no es sólo cuestión de presupuesto, sino de mentalidad y liderazgo. Hay que crear un clima favorable.
- Trabajo, constancia y excelencia: Innovar es una carrera de fondo llena de dificultades. No pretendamos hacerlo todo bien, sino aprender rápido y marcar los siguientes pasos antes que los demás. Hay que crear metodologías ágiles.
- Las ideas están en cualquier sitio: El principio básico de la innovación es estar receptivo a lo que ocurre a nuestro alrededor y aprovecharlo al máximo.
- Agile management: Cambiemos nuestras creencias con respecto al fracaso y lancémonos a diversificar, testear, aprender.
- Alianzas 360 grados: La innovación exige promover alianzas de éxito, no solo desde el lado tecnológico o desde el diseño de un servicio, sino también para llegar al mercado. Debemos generar sinergias, estrategias win-win y propuestas de valor que hagan que las cosas funcionen y generen beneficios a todas las partes.
Vivimos un momento apasionante en el sector legal. Adaptarse a los nuevos retos implica una reconversión hacia perfiles ultra flexibles, adaptables y equipados con las habilidades necesarias para garantizar la supervivencia del despacho en un futuro que, en realidad, nadie puede aventurar cómo será.
Nosotros lo tenemos claro, los despachos innovadores son aquellas que sobrevivirán. Porque son aquellas que tienen una cultura de mejora continua, cuestionando permanentemente el status quo y siendo inconformistas con todo lo que es mejorable.
