Estamos acostumbrados a oír hablar de reconversión y relacionarla con el sector textil o minero, pero hoy esta alternativa estratégica está presente y se puede aplicar también al sector legal. En esta tribuna compartiré con vosotros una interesante experiencia de reconversión de una asesoría jurídica de empresa en un despacho de abogados.
Durante los últimos diez años he tenido la suerte de dirigir los servicios legales de un holding de empresas dedicadas principalmente al negocio de la construcción, inmobiliario y servicios sociales en Residencias de Mayores. Desde sus comienzos, la asesoría jurídica ha trabajado con una clara orientación de servicio hacia su cliente interno, atendiendo al interés de la empresa y al de las personas que trabajan para ella; la razón de ser de la asesoría jurídica ha sido la de anticiparse a los problemas y prevenirlos, y el de dar respuesta eficiente a las distintas incidencias legales que el día a día de los negocios genera.
Desafortunadamente a partir del año 2009 la crisis tocó de lleno al sector inmobiliario y algunas de las empresas del grupo se vieron seriamente afectadas. Los ocho abogados que por aquel entonces formábamos el equipo de la asesoría jurídica asistimos, y también intervenimos en las dramáticas reestructuraciones (EREs) que se realizaron, y que suponían en algunos casos, como el de la empresa constructora, el cese de la actividad y el despido de la totalidad de los trabajadores. Fue este escenario el que provocó la necesidad de replantearnos el futuro para adaptarnos a las exigencias de los nuevos tiempos, siguiendo de algún modo el pensamiento de Darwin cuando afirmaba que, sólo quienes más capacidad tienen de hacerlo, son capaces de sobrevivir.
La reconversión hacia un despacho de abogados nace por tanto de la oportunidad de aprovechar el talento y la amplia experiencia de unos abogados especialistas en derecho de empresa que apuestan por seguir haciendo lo que mejor saben hacer.
La lógica que suele imperar en este tipo de situaciones es la comenzar a reducir plantilla, pero ni el volumen de trabajo que se nos demandaba, ni la pérdida que supondría no aprovechar tanta capacitación profesional, parecía que fuera la solución más idónea. Así pues optamos por buscar otras salidas, y nos retamos, ¿por qué no continuar haciendo asesoría de empresa para terceros si es lo que mejor sabemos hacer?. Una vez que se decidió la posibilidad de continuar con nuestro trabajo ampliando la actividad hacia el cliente externo, consideramos imprescindible hacer un ejercicio de reflexión sobre nuestra nueva identidad, y sobre nuestra oferta única de valor y factores de éxito. Para ir sobre seguro recurrimos al asesoramiento de un profesional experto en los campos del marketing y la comunicación estratégicos. Como dice el refrán, "zapatero a tus zapatos". Nosotros somos abogados, no dominamos estas materias y desde el principio tuvimos claro que con la ayuda de una consultora seríamos capaces, como así ha sido, de poner en marcha este proyecto con mucha más facilidad. En unas semanas dejamos listo nuestro plan estratégico, y definidos nuestros valores, visión, y misión, así como los ejes que marcarían nuestra actividad de dirección y gestión en los siguientes meses.
Una de las lecciones más importantes que he aprendido durante la elaboración del plan estratégico ha sido la necesidad de tener claro el posicionamiento del despacho. Vimos desde el principio que MULBERRY tenía una inmejorable ventaja competitiva y es que sus abogados han trabajado como abogados internos en asesorías de empresas; esto les permite en sus nuevos asuntos seguir implicándose en primera persona, como lo venían haciendo con su cliente interno, defender los asuntos como algo propio; y en segundo lugar la habilidad de visualizar con acierto la solución más eficiente a las necesidades de índole jurídica que surgen en el día a día del negocio. Teníamos que aprovechar nuestra experiencia de empresa. Además, hemos decidido sacar partido a la ubicación del despacho. Hemos concentrado nuestro radio de acción a la zona noroeste de Madrid, junto a la autopista A6, donde está nuestra sede y donde nuestra capacidad de captar clientes es mucho mayor en esa zona que en la tradicional Madrid_Centro. Respecto a las especializaciones, también pensamos si nos convenía más concentrarnos en una o dos especialidades y conformar una "boutique legal" o bien ofrecer servicios multidisplinares para la empresa. Tras realizar un estudio de mercado, nos convencimos de que la mejor opción era la segunda y el despacho ofrece servicios juridicos en todas las áreas clave del Derecho de la Empresa: Mercantil, Litigación, Corporativo-Societario, Patrimonial, Fiscal, Laboral, Concursal, Seguros, y Colaborativo de Mediación Mercantil.
Con la finalidad de hacer efectivo el plan estratégico y de preparar al equipo de abogados para asumir sus nuevos roles, adoptamos una serie de medidas:
La primera, identificar para cada profesional las áreas de especialización en las que están más capacitados y preparados.
La segunda ha sido la inversión en formación, y destinar una importante partida de gasto a cursos de reciclaje profesional. Los abogados necesitamos una formación permanente, y tener actualizados nuestros conocimientos para seguir ofreciendo un servicio de calidad excelente.
La tercera, darnos a conocer mediante la realización de acciones concretas de comercialización y comunicación en los medios.
El proceso de cambio ha exigido mucho esfuerzo y compromiso, pero las alternativas no eran tampoco fáciles. En la actualidad, tras más de año y medio de actividad, los abogados de MULBERRY estamos ya adaptados a nuestro nuevo rol, y la firma está dando importantes pasos para construir una marca diferenciada, y posicionada en el mercado. MULBERRY es hoy una realidad, y la reconversión nos ha permitido seguir haciendo lo que más nos gusta, ejercer la abogacía de empresa con vocación de servicio.
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