El “correo basura”, conocido popularmente como spam, es una forma concreta de inundar Internet con multitud de copias de un mismo mensaje con la intención de acceder a mucha gente, generalmente desconocida, a la que sería imposible acceder de otra manera. Las copias pueden alcanzar cantidades inimaginables siendo frecuente que estemos hablando de millones de copias.
La primera cuestión que encontramos con estas listas de correo basura es la de captación de los datos de la dirección de correo electrónico por parte de quien realiza el envío. Esta captación se lleva a cabo por varias fuentes que, en la mayoría de los casos, pueden traer problemas legales.
Si las direcciones para realizar un correo indiscriminado las proporcionan los titulares de esas direcciones no existe problema para realizar el envío siempre que se les haya indicado la finalidad para la que se recababan los datos de esas direcciones; en este caso, incluso podríamos decir que no es un correo indiscriminado, aunque, en ocasiones, no sea deseado.
Sin embargo, si las direcciones han sido recabadas de terceros, como puede ser, por ejemplo, de listas de distribución, o buscándolas en la red, o adquiriéndolas en algún servicio on line que ofrezca Internet, o mediante engaño cogiéndolas de mensajes publicitarios que solicitaban la respuesta negativa a su utilización para esos fines, nos encontramos con técnicas habituales de spam que rondan, cuando no entran claramente, la ilegalidad.
El primer efecto nocivo que podemos señalar del spam para los usuarios es la pérdida de tiempo y dinero que supone. Se pierde tiempo considerando el que invertimos en leer esos mensajes que ni hemos solicitado ni queremos y porque la descarga del correo electrónico de nuestro buzón al ordenador se realiza de una manera más lenta al haber más mensajes que descargar.
Se pierde dinero porque el tiempo que invertimos en descargar esos mensajes es un tiempo de conexión a la red y de dedicación a una labor no deseada pero necesaria para poder "limpiar" nuestro correo electrónico buscando los mensajes que sí queremos recibir. El problema de pérdida de tiempo y dinero se hace importante al multiplicarse por la gran cantidad de mensajes de spam que se reciben.
Otro de los efectos nocivos del spam es el de su contenido porque en muchas ocasiones se utiliza esta vía para el envío de mensajes de un contenido dudoso que puede ser considerado casi ilegal pero que, apoyándose en el anonimato y en otras características que definen esa "cuasi ilegalidad", son en ocasiones engañosos o fraudulentos persiguiendo fines extraños.
Un tercer efecto nocivo que podemos señalar es el de la utilización de recursos ajenos con esa finalidad no demasiado lícita y sin consentimiento del titular de esos recursos, el usuario destinatario del spam.
Por último, debemos considerar que existen muchos mensajes de spam que, introduciendo direcciones de respuesta inexistente o falsificadas y modificando los parámetros de identificación en la red, persiguen obtener datos de terceros con fines defraudatorios o ilegales para conseguir determinada información del usuario.
Debemos decir que es prácticamente imposible evitar el spam pero también es cierto que puede disminuirse su incidencia mediante filtros de correo, con el bloqueo de los mensajes que tengan ciertas características; otra de las medidas que se pueden recomendar es escribir al proveedor de acceso a Internet que haya utilizado el spammer indicándole las prácticas que se realizan desde su servicio. Pero esta medida es difícil de realizar teniendo en cuenta, además, que generalmente no se puede conocer el proveedor de acceso a Internet que está utilizando el que envía el mensaje.
En conclusión, tenemos que decir que evitar el spam es muy difícil, podríamos decir que imposible y, mientras no se establezcan procedimientos legales efectivos que incidan en estos comportamientos, debemos ser previsores y actuar con mucha prudencia sobre todo en la respuesta o puesta en comunicación con los que nos envían spam ya que, apoyados en el anonimato, en muchas ocasiones solamente pretenden obtener información nuestra para poder utilizarla luego en su beneficio y, casi siempre, causándonos graves perjuicios.
