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Portal jurídico de Aranzadi, por y para profesionales del Derecho

19/04/2024. 12:09:10

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Despacho competitivo: todos desean tenerlo, pocos lo consiguen

Consultor de marketing jurídico y marca personal. Autor  del libro "De despacho competente a despacho competitivo: Cuéntame cómo conseguirlo" (Ed. Aranzadi)
www.francescdominguez.com

 

 

 

Si por “despacho competitivo” entendemos un despacho de referencia a escala local, nacional o internacional (o en alguna especialidad o sector), con independencia de su tamaño, podemos concluir que la mayoría de los profesionales desean o han deseado tenerlo en algún momento, pero sólo una minoría lo consigue.

Una persona trabajando en un despacho

¿Por qué pasa esto?

Hay múltiples motivos que pueden frenar la progresión de los profesionales, si no se tienen en cuenta desde el inicio de la carrera profesional o desde el principio de un nuevo proyecto para el despacho. He aquí algunos de los que en nuestra opinión consideramos principales.

La calidad técnica no lo es todo

Si usted es veterano, probablemente estará de acuerdo con que la experiencia e incluso la pericia en derecho no lo es todo, ni mucho menos. La mayoría conocemos a excelentes profesionales, desde un punto de vista técnico, que han sido incapaces de consolidar un despacho o de convertirlo en una referencia.

La ausencia de visión y estrategia

Cuando no se detalla con claridad en qué se puede marcar la diferencia, a dónde se puede llegar y se destinan recursos para conseguirlo, la progresión profesional suele estancarse. Son muchos los profesionales que inician mal enfocados su carrera o un nuevo proyecto y por ello lo terminan pagando a largo plazo. Pensar en términos de "qué queremos" y "qué no queremos" es esencial; tener claro cómo conseguirlo también.

Compañeros inadecuados de viaje

Son legión los despachos que seleccionan a sus socios, profesionales y personal de apoyo sin método y sin que el despacho cuente con una estrategia diferencial en el mercado. Si su despacho no selecciona profesionales adecuados, su despacho no podrá conseguir los objetivos trazados, llegar a la meta marcada.

La falta de voluntad y constancia

Son muchos los que tienen el deseo de hacerse un nombre en el mercado, pero pocos saben canalizar ese deseo, mediante la voluntad, la constancia y la capacidad de saber ver dónde el despacho puede marcar la diferencia. Para marcar la diferencia, hay que creer, desde la humildad, que podemos marcarla, que aportamos algo único o diferencial y que podremos conseguir que el mercado lo valore y prefiera. Es necesario hacer un ejercicio de autoevaluación para saber en qué se es realmente bueno y si lo que ofrecemos al mercado es lo que éste necesita.

Recrearse en la propia zona de confort

Hay profesionales que son conscientes de que tienen que cambiar o, mejor dicho, mejorar, pero se resisten a hacerlo. Un antiguo proverbio oriental dice: "Es más fácil cambiar el curso de un río que el carácter de un hombre".

En el fondo todos lo sabemos. Sólo una minoría es capaz de superarse a sí mismo, dándose cuenta de que el principal competidor no es la competencia sino uno mismo: nuestros miedos, inseguridades, un ego excesivo (aunque no lo parezca, propio de una personalidad con baja autoestima), etc.

Es por ello que frente a las oportunidades de progreso siempre hay quien presenta todo tipo de objeciones, barreras que a menudo responden a intereses personales y no del colectivo, del despacho.

Dicho de otro modo: "Tendríamos que utilizar el pasado como trampolín, no como sofá" (Harold Macmillan)

El momento adecuado para la mejora

En nuestro último libro De despacho competente a despacho competitivo: Cuéntame cómo conseguirlo (Ed. Aranzadi) uno de los temas que comentamos es que aunque la mayoría quiere mejorar cuando su situación va mal, parece más correcto hacerlo cuando todo va bien, para que todo aún vaya mejor.

Estamos convencidos de que uno es, en gran parte, amo de su destino profesional. Sin duda, tanto si parte de un gran capital de contactos heredado como si no. La mayoría no hemos partido de un gran capital de contactos, pero tenemos una obligación para con nosotros mismos: conocernos mejor, conocer mejor el mercado (sus necesidades y deseos) y saber cómo podemos marcar la diferencia.

Pensar es una exigencia.

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