Proseguimos con el ciclo de “pildoras” comunicativas para contribuir a que los despachos de abogados y, por extensión, despachos profesionales ganen competitividad.
Los contenidos están inspirados en nuestro último libro, "De despacho competente a despacho competitivo: Cuéntame cómo conseguirlo" (Aranzadi).
Trabajar duro
Podemos definir "creencia" como una idea que se considera verdadera. Las creencias pueden ser potenciadoras o limitantes. Estas últimas limitan nuestro potencial. Así, por ejemplo, en el mundo profesional hay una creencia muy arraigada que dice que para tener éxito hay que trabajar duro. ¿Es cierta del todo?
Todos conocemos a personas que trabajan duro pero no por ello tienen éxito. Aunque la definición de éxito es relativa, es obvio que trabajar, trabajar y trabajar sin hacerlo en la dirección adecuada o en el mercado oportuno puede llevar a largo plazo al agotamiento, la frustración o al estancamiento profesional. Desde el inicio de la carrera profesional, o cuando el profesional afronta un cambio de rumbo, es imperioso escoger bien, a partir de nuestras virtudes, en qué mercado vamos a ejercer y si nos será accesible.
También es frecuente encontrar profesionales que se obstinan en conseguir resultados, trabajando duro, sin cambiar el método. Hay que trabajar duro, pero teniendo claro hacia dónde se quiere ir. Trabajemos en el marco de la cultura del esfuerzo orientado. Es decir, primero seamos estrategas: definamos lo que queremos y también lo que no queremos. A partir de ahí asignemos recursos para conseguir lo que queremos, teniendo objetivos a largo plazo y no buscando tanto la gratificación del momento, porque la confianza del mercado se gana con rigor profesional, tiempo, coherencia, constancia y comunicación. Seamos capaces de crear y desarrollar un proyecto ilusionante, el nuestro.
Trabajar duro no es necesariamente diferencial. La mayoría trabajan duro; solo una minoría es "diferente" en el mercado.