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27/04/2024. 15:51:33

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Mariola Quesada, abogado y coach en el sector jurídico

“El modelo de trabajo de sol a sol, a la larga no produce los resultados de un trabajo eficaz”

Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra (2007) y en Derecho por la U.N.E.D (2013).

Las jornadas de trabajo en los despachos de abogados son especialmente largas; siempre queda algo por hacer. Se vive a contrarreloj cumpliendo plazos, captando clientes, preparando escritos y más escritos, y a veces las jornadas de 24 horas se quedan cortas para terminar el trabajo acumulado. Pero a menudo, hace falta sentarse, mirar nuestra vida de lejos y preguntarnos; ¿Esto es realmente lo que quiero?

Mariola Quesada

Hablar con Mariola Quesada hace replantearse si eso es realmente lo que queremos. Es una abogada con más de 20 años de experiencia en derecho de familia e inmobiliario. Este ritmo de vida llegó a afectar a su vida personal, y cuando ya no pudo más, cuando hasta una profesión que adoraba comenzaba a saturarle, supo decir basta. Se formó como coach de equipos en el IDDI de la Universidad Francisco de Vitoria, especializándose en coaching ejecutivo por el Instituto de Empresa Business School, enfocándose al sector jurídico, y desde hace unos años compagina su carrera como abogada con un trabajo realmente reconfortante, al ver cómo puede ayudar a sus colegas de profesión a organizar su tiempo, conocer sus áreas de mejora y fortalezas, y a distinguir qué es realmente importante en nuestra escala de valores todo ello para conseguir un reto u objetivo.

¿Cómo comenzaste a interesarte en el coaching?

Partiendo de mi experiencia como abogado, profesión en la que llevo ya 21 años, he vivido momentos buenos, regulares y malos. Conozco el sector y las preocupaciones que los abogados tenemos. Pensé que, con mis conocimientos, podía ayudar a mis compañeros a ser la mejor versión de sí mismos.

¿Cómo te ayudó a ti el coaching?

Me ayudó mucho a nivel personal y profesional: aprendí a priorizar y a gestionar el tiempo. Aprendí a decir no, a controlar la empatía, a gestionar la adversidad… Todo cambió desde que empecé mi formación en coaching.

¿Crees que el sector de la abogacía tiene más necesidad en  estas estrategias que otros sectores profesionales?

Yo creo que sí, es fundamental. Nos han enseñado a leer, estudiar, a interpretar sentencias, pero no nos han formado en habilidades.  El desarrollo de habilidades no formaba parte de los programas de Derecho de mi generación. La parte teórica la sabemos todos, pero lo complicado es la aplicación de la inteligencia emocional.

En  nuestro sector, al igual que en el sector sanitario, es fundamental saber manejar nuestras habilidades, porque jugamos con la adversidad y el estrés, estamos continuamente escuchando a los clientes contar sus problemas, y debemos saber gestionar  como nos afecta esa información, así como nuestras emociones.  En el sector jurídico, parece que hablar de emoción es tener una debilidad, pero debemos partir de que no necesariamente mostrar emoción es mostrar debilidad, simplemente hay que saber gestionarla.

¿Crees que  en los despachos españoles se gestiona el tiempo de manera incorrecta?

En una amplia mayoría se gestiona de forma errónea  Es precisamente uno de los objetivos que más trabajamos con nuestros clientes, la gestión del tiempo y de reuniones, ya que es uno de sus grandes problemas.

¿Debería cambiar por tanto el modelo de trabajo vigente en nuestro país?

Se debería conciliar más la vida laboral y personal. Está demostrado que cuanto más tiempo empleamos en nosotros mismos, más eficaces somos en nuestro trabajo. El modelo de trabajo de sol a sol, a la larga no produce los resultados de un trabajo eficaz. Debemos distinguir qué es lo importante, lo urgente, y lo que puede esperar. Bajo mi punto de vista, como realmente se gestiona bien el tiempo es planteando primero qué es lo importante, cuáles son los valores y principios que nos mueven a nivel personal y también a nivel empresarial. En este último caso hacemos procesos de coaching a organizaciones o despachos de abogados en su integridad y trabajamos con los equipos que forman parte de estos.

¿Crees que esta mentalidad de gestión de tiempo está siendo asimilada?

A nivel directivo, esta idea está mucho más consolidada y desarrollada. En nuestro sector, a nivel de grandes despachos  e internacionales esta cultura les viene dada por la influencia de otros países, especialmente los anglosajones. Pero esto aún hay que implantarlo en despachos medianos.

¿El coaching se aplica sólo a directivos y socios o también a abogados junior?

El coaching ejecutivo es para cualquier profesional o directivo, sin distinción. Además dentro de las organizaciones se está demandando coaching de equipos, área en la que estoy especializada. El coaching de equipos es muy potente y es lo que más se está demandando ahora. Cuando el socio director del despacho ha tenido una toma de contacto con el coaching, normalmente hay un cambio de cultura y eso nos lleva al coaching del equipo de personas que componen el despacho con un objetivo común para alinearse con los objetivos de la empresa, mejorar los ingresos, gestionar la cartera de clientes, cohesionar a los profesionales que trabajan en el despacho, gestión del tiempo, etc. Nos llaman para intentar que ese grupo de personas sea un equipo de alto rendimiento, y desde el coaching de equipos conseguimos que el equipo sea más que la suma de todos sus integrantes, explotando el potencial de cada uno de ellos.

¿Ha notado que los despachos empiezan a abrirse a estas técnicas?

Lo que sí que noto es que a través de clientes, otros compañeros de otros despachos se interesan. Una de las cosas que más les gusta a los clientes es que los objetivos se obtienen bastante rápido si lo comparamos con la resolución de un problema con otro tipo de técnicas.

"No hay que ver a los abogados sólo como máquinas de demandar y recurrir, sino que son profesionales y humanos"

¿Cuánto tiempo de coaching se necesita para obtener resultados?

Conseguir un objetivo depende siempre del cliente, de su entrega y motivación. Un proceso individual de coaching suele durar entre seis y ocho sesiones. El de equipos, más o menos lo mismo, pero con otra frecuencia entre sesiones. Todo depende del caso y disponibilidad del cliente.

Después que comenzaste  tu experiencia como coach, ¿qué cosas sorprendentes has ido descubriendo en el mundo de la abogacía?

Me he dado cuenta de que en muchos despachos se sigue una dinámica de trabajo y de gestión de tiempo que lleva utilizándose años y que  nadie se ha planteado modificar. Creo que a los abogados no hay que verlos sólo como máquinas de demandar y recurrir, sino que son profesionales y humanos. Estamos metidos dentro de un bucle del que no sabemos o queremos  porque es confortable, y porque el cambio inquieta.  Contra eso, hay que cambiar dinámicas, no se puede estar siempre haciendo lo mismo y  protestando porque las cosas van mal o no cambian; para que las cosas cambien tenemos que cambiar nosotros y las dinámicas en las que estamos metidos. Muchas veces yo he propuesto ciertos cambios de dinámicas, aunque fuese simplemente el cambiar la ubicación de la gente o un replanteamiento de tareas, y no sabes qué resultados ha dado.

¿Qué técnicas y herramientas usas como coach de equipos?

Los profesionales que tienen puestos de responsabilidad tienen que saber que el trabajo bien hecho viene de la motivación, no sólo de grandes conocimientos. El coaching sirve para potenciar el trabajo en equipo. Una gran ventaja que hacer coaching a un equipo en un despacho de abogados es que se consigue trabajar sobre las fortalezas y áreas de mejora de cada profesional  dentro y fuera del equipo para que este sea de alto rendimiento y sus resultados mayores que los de la suma de sus .

Utilizamos distintas herramientas y dinámicas de trabajo pero para mí la fundamental es el MBTI que es un cuestionario que directivos y políticos de todo el mundo han probado y que da una foto fija de las preferencias o tipo de personalidad del cliente.

Este cuestionario nos da información muy rigurosa sobre la forma de comunicar, de resolver conflictos, de ccómo nos relacionamos nosotros  y con nuestros clientes,  con personas de nuestro entorno personal y profesional, cómo influir en  personas que piensan diferente nosotros, cómo podemos involucrar y vender nuestra idea y como descubrir  dónde somos buenos, dónde hemos de trabajar y dónde  podemos ser brillantes.

¿Puedes contar algún caso de éxito como coach?

Hay varios, pero puedo contar el ejemplo de un alto directivo de un despacho internacional muy significativo. Estaba cansado de lo que estaba haciendo y se estaba planteando dejar la profesión, porque estaba realmente quemado. Lo que le pasaba era que no tenía tiempo para sí mismo; le encantaba pintar, la espeleología… Pero no podía hacer nada, trabajaba todos los fines de semana y en vacaciones se llevaba el portátil. Empezamos a trabajar y tomó conciencia de lo importante en la vida; por supuesto, su trabajo lo era, pero aprendió a reconocer su valor como persona. Comenzó a pintar, y eso le daba un subidón de autoestima que luego le permitía trabajar mejor. ¡Hasta se atrevió después a exponer sus cuadros! Ese cambio en él acabó siendo el motor del cambio de cultura y mejores resultados el despacho.

¿Hacia dónde evoluciona esta profesión?

Espero que crezca, que nos demos cuenta que tenemos que trabajar en nosotros mismos para ser mejores en nuestra vida personal y profesional. No sólo aprender teoría, sino experimentar más, pasar del saber a la sabiduría. Sólo vivimos una vida, y podemos lograr nuestras metas, siempre que tengamos claro qué es lo que queremos. Yo veo el coaching como una corriente de aire fresco que entra en el despacho y que termina arrancando sonrisas.

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