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27/04/2024. 00:21:12

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Asistencia a juicios como asignatura obligatoria

Graduada en Derecho por la Universidad de Sevilla, realizando sus prácticas en LeónOlarte Abogados

María José Nogueras Valdés

La vocación del abogado ¿se hace o se nace con ella? Esta es una cuestión que muchos estudiantes y licenciados pueden plantearse dado que existen las más variadas opiniones sobre el tema. En mi caso, estoy completamente de acuerdo con mi compañera Marta Montojo, quien como bien decía en su anterior post, la vocación sólo se aprende con el conocimiento de la materia objeto de aprendizaje. En mi parecer, es raro el caso de la persona que accede a la carrera por vocación; quizás pueda gustarle, atraerle, pero eso no es en realidad la verdadera vocación, sino una llamada interior que crecerá a medida que vayamos conociendo y viviendo los pros como con los contra de la actividad elegida.

Yo especialmente, comencé la carrera llamada por la cantidad de salidas que podía tener la profesión para en el futuro encontrar un buen puesto de trabajo, pero hoy día eso ha cambiado, y voy a comenzar a explicaros el por qué.

En primer lugar, he de decir que considero que tanto la licenciatura o el grado, como es mi caso, en Derecho, nos sirven sobre todo para conocer y afianzar conocimientos, pero en realidad es una erudición que si no la llevamos a la práctica no nos suele servir de mucho. A modo de ejemplo, muchas de las personas de las que he llegado a conocer en la facultad se estudiaban los temarios de memoria, casi sin entender, y de esta forma no se llega a ningún sitio, dado que sin entenderlo, y encima sin practicarlo, llevamos todo lo aprendido al olvido.

Después de terminar mi prácticum, o más bien, llevándolo a cabo en Leonoarte Abogados, reparé en que en esta carrera que hemos elegido para desempeñar la profesión, necesitaríamos mucho mas periodo de prácticas, tanto así, como realizarlas cada año que estamos en la facultad como asignatura obligatoria, ya que cuando finalizamos la carrera y llegamos a cualquier despacho como lo hice yo en su momento, te encuentras con el miedo de no saber realizar la mayoría de las acciones que se hacen diariamente en  esta nuestra profesión.

En la Universidad, lo máximo que llegamos a realizar son prácticas en clase con casos ficticios para así entender algo más lo que estamos estudiando, pero esto no es suficiente a mi parecer. Cuando hablo con distintos abogados noveles, todos coinciden en lo mismo, en que para llegar a sala tenemos anteriormente que realizar una formación complementaria. Dentro de esa formación complementaria podemos referirnos, por ejemplo, al hecho de la asistencia a juicios, algo que no es muy común que hagamos mientras estamos en la carrera y es algo de lo que nos podemos llegar a arrepentir, ya que cuando he empezado a asistir a los tribunales es cuando más realmente he aprendido. Es muy recomendable hacer esto con el fin de presenciar juicios orales y así, aprender como otros compañeros con más experiencia despliegan sus habilidades oratorias para poder comprender de este modo lo que es necesario que se haga y lo que se debe evitar en sala. En mi caso, lo hago constantemente y me fijo en todos los detalles que puedan suceder, al igual que cualquier duda que me surge la solvento con algún manual de oratoria (Con la venia, Manual de oratoria para Abogados de Óscar Fernández), el cual me ayuda a conocer los aspectos más relevantes que debo considerar.

Tras finalizar mi prácticum, me ofrecieron en Leónolarte Abogados realizar su periodo de formación de seis meses en el que cada mes trataría una rama distinta de la abogacía, cada una llevada a cabo por algunos de los componentes del despacho como tutores, los cuales han estado muy pendientes de mi y de que aprendiera todo lo que pudiera en el periodo que me iba a encontrar con cada uno de ellos. Con esta experiencia, poco a poco en mis distintos post, junto con mi compañera Marta, iré contándoos las distintas funciones que he llevado a cabo durante ese periodo de pasantía. Este periodo es muy importante llevarlo a cabo, dado que carecemos de todo conocimiento relacionado con la abogacía y requerimos de la imprescindible formación para el acceso a la profesión con unas mínimas garantías de poder ofrecer un servicio de calidad y solvencia.

A raíz de esta oportunidad, he asistido a bastantes juicios con cada uno de mis compañeros, los cuales a su vez, han ido explicándome cada uno de los detalles que iban a suceder o que habían sucedido, incluyéndome en las reuniones con los clientes para que empezara incluso a tratarlos y comprendiera desde cero el desarrollo de la profesión. También muchas veces, mientras esperaba para entrar en sala, en el caso de que hubiera algún juicio anterior al nuestro, entraba para así aprender más y más. Gracias a eso me he dado cuenta de muchas cosas que suceden, de las relaciones entre los abogados y los jueces, en qué lugar se sienta cada uno en sala, cuándo les toca realizar las preguntas y las conclusiones a cada una de las partes, incluso las prendas de un buen orador en sala.

Con respecto a las relaciones entre abogados y jueces, tengo que decir que cada juicio surge de distinta manera, muchas veces de la forma totalmente contraria a la que te lo imaginas, al igual que ningún juez es igual a otro puesto que algunos dejan formular cualquier cuestión, otros no, otros son implacables…cada uno desempeña su función de forma distinta, al igual que cada abogado. Por esto tenemos que ir preparados para cualquier situación. En mi anterior post hablé de las distintas relaciones entre abogados, para el que tenga cualquier duda al respecto.

Para referirme a las prendas de un buen orador en sala, he de decir que la presencia del orador va asociada con su imagen, imagen que es primordial porque es la que determinará la impresión que causaremos a los demás. Debemos causar buena impresión a los jueces y a los miembros del jurado en el caso de que los haya. Como norma deberíamos de emplear un vestuario apropiado, vestir la toga de forma seria y respetuosa y ponernos y quitarnos la toga fuera de la sala de vistas.

Para terminar, decir que espero que toméis este consejo que os brindo porque estoy completamente segura que os alegraréis lo suficiente. ¡Y ahora a seguir formándonos para ser realmente buenos juristas!

Hasta la próxima.

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