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27/04/2024. 01:15:35

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La reforma de la LOPJ y la antesala del Tribunal Supremo

Pablo Franquet

Te he hablado de todas las ciudades que conozco. -Queda una de la que no hablas jamás. Italo Calvino, Las ciudades invisibles

El Gabinete Técnico del Tribunal Supremo es, en la práctica, la antesala del Alto Tribunal. Este órgano es esencial para entender el funcionamiento interno de la Sala y el proceso de admisión a trámite de los recursos de casación. Sin embargo, son pocos los abogados que conocen su existencia e importancia. Por ello, en su libro La heterogeneidad doctrinal en el Tribunal Supremo, Raúl Cancio califica afectuosamente al Gabinete como el "gran desconocido".

La reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ), que acaba de ser aprobada este mes de julio por el Congreso, tiene el acierto de dar visibilidad y regular con más detalle el Gabinete Técnico. La ley da a este órgano una nueva composición y funcionamiento y, sobre todo, reconoce las funciones reales que viene realizando desde hace tiempo.

El Gabinete Técnico del Tribunal Supremo fue creado en 1985 para ejercer funciones de "información y documentación". Sobre el papel, tenía asignadas competencias instrumentales como la elaboración de bases de datos de jurisprudencia, comunicación y relación con los medios y servicios de archivo, biblioteca o reprografía. A ello se añadía "la asistencia técnico-jurídica a las diferentes Salas del Tribunal" y las demás funciones que fueran necesarias "para el buen funcionamiento del Tribunal Supremo en todos los aspectos instrumentales de la potestad jurisdiccional".

Con los años, el Gabinete fue aumentando su estructura y funciones, a medida que se incrementaba el número y la complejidad de los recursos de casación. Actualmente tiene una plantilla de treintena y cinco letrados (todos ellos jueces y secretarios judiciales), además de los magistrados coordinadores y del personal funcionario y laboral.

El equipo asignado a la Sala Civil vivió su etapa de transformación bajo la presidencia de Juan Antonio Xiol Ríos. Una de las actividades de mayor trascendencia que ejerce el Gabinete (y que pasa desapercibida) es la de informar sobre la admisión de los recursos ante el Supremo. Esto tiene una incidencia directa en la práctica de tribunales, ya que para un abogado que recurre en casación es el trámite que le permite la ascensión al cielo. Además, el Gabinete influye en la creación de jurisprudencia, ya que controla, en buena medida, el filtro de acceso a la casación. Quedan lejanos los años en que, con motivo del cambio de Ley de Enjuiciamiento Civil, se denominó a este órgano el "Gabinete de la guillotina" en referencia al porcentaje de recursos que, se decía, inadmitía de forma indiscriminada. Hoy, el estudio atento de los autos de admisión revela que, en los casos dudosos, los rigurosos criterios de corte se aplican con cierta altura de miras para permitir la creación de doctrina en materias que tienen un verdadero interés casacional.

El Gabinete también ejerce funciones de apoyo en el proceso de deliberación de asuntos. Este órgano recopila y emite informes para el tribunal sobre la posición de la jurisprudencia de la Sala, la jurisprudencia europea y la doctrina científica sobre las cuestiones jurídicas que están estudiando los magistrados del Supremo. Esta labor agiliza la resolución de los asuntos, pero (sobre todo) contribuye a dotar de mayor calidad y seguridad a las sentencias del Alto Tribunal. Es decir, el Gabinete no sólo tiene las llaves del Reino, sino que, con su colaboración, también contribuye a definir el paisaje del cielo.

A veces, quienes, por su trabajo, tenían que observar con detenimiento los movimientos del Tribunal Supremo notaban en el aire un destello o una vibración que les permitía intuir la presencia de una estructura invisible que funcionaba dentro del Alto Tribunal. Así, en el Acuerdo sobre criterios de admisión de los recursos de casación de 2011, la Sala Civil ya reconocía, entre líneas, el verdadero papel que el Gabinete Técnico estaba llevando a cabo dentro de la casa. En concreto, el Acuerdo destacaba que "la organización del trabajo interno del propio TS (…) se desarrolla en la actualidad mediante una previa labor de equipo, ajustada a pautas de gestión, para el apoyo a la decisión de la Sala Primera del TS sobre la admisibilidad de los recursos interpuestos". No obstante, sólo los iniciados comprendían el sentido y alcance de estas palabras.

Por ello, debemos celebrar que la LOPJ recoja las funciones reales del Gabinete. La nueva reforma incluye un artículo que señala que "al servicio del Tribunal Supremo existirá un Gabinete Técnico, que asistirá a la Presidencia y a sus diferentes Salas en los procesos de admisión de los asuntos de que conozcan y mediante la elaboración de estudios e informes que se le soliciten". Así, ahora emerge ante nuestros ojos un órgano que permanecía oculto como una arquitectura invisible.

La reforma de la LOPJ da un paso decidido para que el Gabinete Técnico deje de ser un órgano desconocido y que su labor sea valorada por la comunidad jurídica. Este precepto contribuye a actualizar la estructura del Tribunal Supremo y a dar una mayor transparencia a la práctica de la casación. Esto es una buena noticia. A fin de cuentas, como se dice en Las ciudades invisibles, "toda innovación en la ciudad influye en el dibujo del cielo".

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