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19/03/2024. 15:03:22

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Lema para el nuevo año: resistencia

La carrera profesional es un maratón, y todo corredor sabe que no es fácil mantener el ánimo a lo largo de todo el trayecto.

Andrés Pascual Carrillo

El pasado verano escribí una Tribuna sobre viajes de vacaciones. No sobre los destinos exóticos o rurales entre los que nos repartimos, sino sobre la necesidad de aprovechar la huida temporal de nuestro universo cotidiano para analizar con la debida distancia y perspectiva nuestra vida jurídica (despacho, compañeros, cartera de clientes) y llevar a cabo ese doble ejercicio tan sencillo como saludable que nos permite seguir caminando: relativizar lo negativo y valorar lo positivo.

Desde entonces han pasado unos cuantos meses y no es extraño que volvamos a estar agotados. De nuevo hemos soportado sin paraguas el chaparrón de plazos y vencimientos y llamadas y visitas y sentencias, algunas buenas que nos alegran el día y, otras, verdaderos mazazos. De nuevo nos hemos sometido a sesiones de trabajo que nos sorben hasta las últimas fuerzas, obligándonos a sacrificar otras parcelas de nuestra vida (pareja, familia, amigos, hobbies). Todos somos conscientes de que, hoy en día, nuestros despachos nos exigen mucha más entrega y dedicación para -si hay suerte- terminar obteniendo lo mismo.

Ello hace que empecemos a dudar de nuestra resistencia, más aún con la perspectiva de todo un nuevo año por delante. No puedo más, decimos, no vale la pena tanto esfuerzo. Y tiramos la toalla en proyectos recientemente iniciados o desistimos de comenzar los que estaban a punto de nacer. Estamos tan agotados, física y mentalmente, que olvidamos la ilusión que nos empujó al principio de esta aventura y la felicidad que obtenemos al hacer bien nuestro trabajo y edificar nuevos proyectos profesionales… además de la satisfacción que reside en cada paso dado.

Ernest Hemingway escribía en su novela El viejo y el mar: <<Trato de no pensar, tan sólo de aguantar. El hombre no está hecho para la derrota. Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado…>>. Y quizá, en estos tiempos convulsos, sea eso lo que tenemos que hacer: no pensar, tan solo aguantar. Confiar en nuestras fuerzas y darnos cuenta de que todo lo que vale la pena nos exige un sacrificio a cambio. La clave está en entender que el sacrificio no es dolor; el sacrificio es amor, es renunciar a unas cosas para alcanzar otras que queremos conseguir.

La carrera profesional es un maratón, y todo corredor sabe que no es fácil mantener el ánimo a lo largo de todo el trayecto. Los novelistas también lo sabemos. Cada día tenemos que hacer frente a la tentación de la pereza o el desánimo. Por eso es importante tener claro que el ingrediente secreto común a todas las historias de éxito no es ni la formación, ni el cociente intelectual, ni la familia, ni los contactos. El elemento diferencial es la capacidad de una persona para esforzarse al máximo en el presente, pensando en una meta futura. Esto es, ser capaz de luchar a muerte contra el cansancio de hoy, aun a sabiendas de que no vamos a obtener la recompensa a corto plazo (o, más bien, sabiendo que cada paso dado en nuestro propio camino es la verdadera recompensa).

Quede claro que ésta no es una Tribuna solo para jóvenes con una larga carrera por delante. Muy al contrario, ha de servir más que a nadie a todos aquellos que medimos nuestro historial profesional en décadas. No tenemos la culpa de nuestra edad, decía aquel, pero sí tenemos la culpa de lo que hacemos con ella.

Antes citaba a Hemingway. Pues siguiendo con las frases motivacionales marineras, quedémonos con esta otra extraída del Moby Dick de Herman Melville, en concreto de ese momento épico en el cual el capitán gritaba a sus marineros: "La perseguiré al otro lado del cabo de Buena Esperanza y del cabo de Hornos y del Maelstron noruego y de las llamas de la condenación. Para esto os habéis embarcado, hombres, para perseguir a esta ballena blanca por toda la Tierra".

¡Para eso nos hemos embarcado en este bote jurídico, compañeros!, habría que gritar con el nuevo año a la vista. Gritadlo cada día frente al espejo para salir adelante, por muy revuelto que se haya vuelto el océano. Pedid un único regalo de Reyes: resistencia. Porque es la clave del éxito. Porque nos ayuda, no solo a romper las barreras mundanas, sino también las interiores, demostrándonos que el ser humano no tiene límites. Y porque hemos comprendido que el sacrificio no es dolor, sino amor.

Que nos llamen locos, pero aún se puede amar esta profesión.

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