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02/05/2024. 17:50:01

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Camino sin piedras, no es camino

Profesor Universitario
Especialista en técnicas de litigación oral

Según la R.A.E., camino es una “Tierra hollada o vía por donde se transita habitualmente”. Otra concepción de dicha palabra, pero en idéntico sentido, se considera como camino a la “Franja de terreno utilizada o dispuesta para caminar o ir de un lugar a otro; en especial la que no está asfaltada.”

Se dice que los romanos en el año 300 a. C., fueron los primeros que construyeron una carretera de forma científica. Su técnica fue tan detallada que la misma persistiría a lo largo de 2.000 años. La Ruta de la Seda, fue conocida como la más larga ruta del mundo durante 2.000 años, dicha ruta abarcaba aproximadamente unos 12.800 kms, partía de Cádiz y terminaba en Shanghai.

Durante los siglos XV y XVI, se comenzaron a pavimentar las calles. En Francia aumentó el interés por el desarrollo de carreteras, y en Inglaterra, apareció la primera carretera con peaje.

El siglo XXI es el de la inauguración de la primera carretera inteligente, esta entró en funcionamiento en el año 2013 en Holanda. Esta carretera dispone de una vía para recargar los autos eléctricos y se ilumina por sí sola de noche, entre otras bondades.

La vida del abogado litigante es la de transitar más de un sendero en busca de hacer lo mejor posible su trabajo; sin embargo, lo más seguro es que se tropiece con múltiples piedras en su trayecto, ya que, ejercer el derecho, siempre ha sido más parecido a recorrer los caminos de la antigua Roma, que trasladarse por las carreteras de la bella Holanda.

En principio, el litigante, debe recorrer el sinuoso camino de la comparación. Comparación esta la cual hace casi siempre la persona que le contrata. El cotejarle con otro que hace supuestamente el mismo trabajo; pero más económico, es uno de los primeros escollos a los cuales se enfrenta el abogado. Acá el letrado hace gala de su paciencia, pues aun cuando conoce que le están comparando, continúa dando lo mejor de sí para sacar adelante el caso; pero también para demostrar acerca del porqué las personas nunca debieron duda de su capacidad como conocedor del derecho.

Una piedra un tanto grande y fuerte que en algunos casos se encontrará en su trayecto el abogado litigante es aquella que corporifican los funcionarios de los cuerpos policiales. Dichos servidores públicos a los fines de lograr resolver el caso, hacen lo que les está permitido, y muchas veces hasta aquello que se encuentra expresamente prohibido. Por supuesto, el litigante debe aprender a caminar por estos senderos a los cuales deberá regresar una y otra vez en el ejercicio de su profesión.

Un camino tortuoso, pero imprescindible recorrer, es aquel en el cual el abogado litigante debe encontrarse cara a cara con su contraparte, y en donde en la mayoría de las ocasiones, dicha contraparte enarbola la bandera de la supremacía que le otorga el poder estatal. La superioridad presunta que otorga ser un funcionario –por ejemplo, de la fiscalía- debe el litigante sortearla con mucha dosis de empatía, resistencia, persistencia y por supuesto, con sumo conocimiento del derecho tanto sustantivo como adjetivo.

El demostrar conocimientos, el litigar en buena lid, el ser un profesional destacado trae algunas veces consigo algunas retaliaciones las cuales sufrirá en carne propia el abogado litigante. Frente a ello, el abogado litigante debe seguir adelante, levantarse y continuar el camino trazado. No está bien hacer de los casos enfrentamientos personales. La verdadera “Litis” debe darse en el estricto plano profesional. El enfrentamiento vehemente y apasionado debe producirse en los estrados judiciales, y jamás en el campo personal.

Un camino muchas veces quebrado, abrupto, y torcido, el cual siempre deberá recorrer el abogado litigante, será aquel de acudir a los distintos tribunales para hacer valer su teoría del caso. En algunos momentos este se enfrentará a jueces endiosados por el poder, a juzgadores desconocedores de la norma, o a magistrados que por el solo hecho de serlo, desecharán todos los planteamientos que hiciere el litigante.

Frente a todo lo previamente descrito, como litigante, no pierdas la fe. Aun cuando el camino sea solapado, taimado y accidentado; continua por él, pues para un abogado litigue día tras día, no existirá vía más placentera, gratificante, agradable y reconfortante, que el ejercicio del derecho. Los fantasmas siempre existirán, pero, nunca jamás el mal ha triunfado sobre el bien. Los malos han ganado batallas; pero, en el derecho, la guerra siempre, siempre, siempre; la ganan los buenos.

Así que sácate la piedra del zapato, divisa el horizonte y comienza a caminar teniendo en mente el objetivo que quieres lograr. Iinicia tu transitar teniendo en mente que, CAMINO SIN PIEDRAS; NO ES CAMINO…

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