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26/04/2024. 13:00:29

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Entrevista a José Antonio Suárez Lozano Socio Director de Suárez de la Dehesa

“No a la censura o a la regulación, los medios deben determinar qué se difunde y qué no”

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"El hecho de que la administración norteamericana haya colocado a España en su lista negra (la Lista 301) se debe precisamente a que hay un fraude masivo, frente al cual no hay respuesta, ni reacción, de políticos, jueces o fiscales" "La última película de Almodóvar se estrenó el 18 de marzo, y el 20 ya se había colgado en internet" "Desde siempre han visto la red como algo moderno, "cool",  capaz de movilizar a los jóvenes, y con quien no es conveniente enfrentarse. Y ello, sumado a cierto grado de desconocimiento del derecho de propiedad intelectual en algunos ámbitos, ha propiciado que conductas ilegítimas sean comunes" "No es bueno que los miembros del Consejo del Poder Judicial se nombren siguiendo la italiana lottizzacione, que es lo que ha llevado a Italia a su actual situación de caos" "Hasta hace muy pocos años trabajamos pensando que nuestro savoir faire tenía que ser nuestra mejor tarjeta de presentación. Nuestros consultores no nos quitaron la razón, pero nos convencieron de que el faire savoir también era importante" Licenciado en Derecho por la Universidad de San Pablo-CEU y Máster en Administración y Dirección de Empresas por el Instituto de Directivos de Empresa IDE-CESEM, es un reconocido experto en "copyright" (propiedad intelectual) y derecho audiovisual. Además, se desempeña como profesor habitual en cursos de Máster y postgrado de distintas universidades españolas e internacionales. Sobre todo en materia de contratación y gestión financiera de coproducciones cinematográficas. José Antonio es, además, Secretario General de la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales - EGEDA y ha participado activamente en la creación de la Corte de Arbitraje para la defensa de los derechos audiovisuales en Iberoamérica (IBERMEDIA). Entre sus obras más destacadas podemos señalar su estudio sobre "El régimen legal de la coproducción audiovisual" (Madrid 2000), la "Introducción al Derecho Audiovisual" (Madrid 1995), la obra colectiva electrónica "Jurisprudencia española de Propiedad Intelectual" o su reciente participación en la obra "Incentivos fiscales para la producción y la coproducción audiovisual en Iberoamérica, Canadá y Estados Unidos" publicado por el Centro Latinoamericano de Entrenamiento y Asesoría Audiovisual, con la colaboración de EGEDA y la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica.

José Antonio Suárez es Socio-Director de Suárez de la Dehesa Abogados-Iberian Desk y Director del Área de Derechos de Autor y Audiovisual del despacho. Asesora a un amplio espectro de empresas del sector audiovisual, de las tecnologías de la información y del entretenimiento, que abarca desde productoras y distribuidoras hasta canales de televisión y grupos de telecomunicaciones, incluyendo asociaciones profesionales e instituciones públicas, tanto nacionales como internacionales.

No a la censura o a la regulación, los medios deben determinar qué se difunde y qué no

Durante muchos años su despacho era el único en encargarse de la propiedad intelectual y del derecho en el mundo del cine ¿Cómo y cuándo se convirtió en un pionero?

Desde los años 1960 el despacho asesoraba a un número relevante de productores cinematográficos en materias relacionadas con su actividad. A mediados de los años 1970, después de hacer una reflexión acerca de lo que queríamos que fuese nuestro futuro, decidimos concentrar buena parte de los  esfuerzos en los campos de la propiedad intelectual y del derecho audiovisual. Desde entonces es nuestra mayor área de actividad.

 

¿Y qué pasó cuando surgió la competencia? ¿Cómo la afrontó?

Cuando surgió la competencia, nos alegramos, ya que pensamos que ampliaría el mercado, como de hecho sucedió. Y la afrontamos con tres medidas  que hoy están en el ADN de cada despacho, pero que a mediados de los años 1980 eran un tanto insólitas: absoluta transparencia en la relación con los clientes, retención del talento y medios tecnológicos de última generación.

 

Las grandes firmas parecen copar el mercado. Sin embargo, los despachos medianos de largo recorrido se mantienen en escena. ¿A qué atribuye este fenómeno?

En primer lugar, porque el mercado del asesoramiento jurídico general, incluido el procesal, no es monolítico. Existen diferentes nichos, en función del tipo de cliente. Los despachos medianos han sabido ofrecer a sus clientes buena parte de las ventajas de los grandes (servicios amplios, excelentes profesionales, equipos multitarea) junto con los puntos fuertes de los pequeños (trato directo e individualizado, rapidez de respuesta, nivel de honorarios), lo que ha ampliado su mercado potencial.  

 

¿Cuáles son sus principales clientes? ¿Está en crisis el sector?

La mayor parte de nuestros clientes son productoras de cine y televisión, distribuidoras y canales de televisión.  

No creo que haya ningún sector que no esté sufriendo la crisis. El problema está en saber en qué área será mayor el sufrimiento. El mundo del audiovisual es un sector muy peculiar en materia de financiación. Los ingresos de explotación se comienzan a recibir varios meses después de haber finalizado la producción, lo que hace que sea un sector que requiere una fuerte financiación. De ahí que la situación le afecte. Aunque ha sabido reaccionar en los tiempos de bonanza, y crear instituciones (entre ellas una SGR sectorial), que hacen que el problema sea grave, pero no tanto.

 

¿Cuáles son los principales retos de la propiedad intelectual? ¿Y los del derecho en relación con los medios de comunicación y el cine?

En menos de cincuenta años España ha pasado de ser un país agrícola, a ser una mediana potencia industrial y un gran proveedor de servicios. El nuevo modelo de desarrollo debe basarse en  industrias innovadoras y servicios  de gran valor añadido. Y ambos descansan en la propiedad intelectual.

Los países que han asumido esta realidad, son los menos afectados por la crisis. Y los que más rápidamente saldrán de ella. Podemos optar por pasar por encima de ello, y seguir apoyando la barra libre del gratis total, pero si uno de nuestros clientes tiene un proyecto que necesite de un buen soporte de protección basado en la propiedad intelectual, tendremos que recomendarle otros horizontes. Creo que en esta cuestión, los políticos y determinados líderes sociales están haciendo un ejercicio de irresponsabilidad.

 

¿Se violan muchos derechos en el mundo del cine?

El hecho de que la administración norteamericana haya colocado a España en su lista negra (la Lista 301) se debe precisamente a que hay un fraude masivo, frente al cual no hay respuesta, ni reacción, de políticos, jueces o fiscales.

Este fraude alcanza proporciones de escándalo. Por ejemplo, la última película de Almodóvar se estrenó el 18 de marzo, y el 20 ya se había colgado en internet. Una semana después, su productora pidió una serie de medidas cautelares urgentes para cerrar las páginas que permitían el acceso. Un mes después, el juzgado al que le ha correspondido conocer del asunto no ha dictado siquiera el auto de admisión.

 

¿Tendrían que censurarse algunos programas de televisión? ¿Regulamos u orientamos?

Rotundamente no a la censura o a la regulación. Somos un país adulto, y los medios son los que, en ejercicio de su responsabilidad social, deben determinar qué se difunde y qué no.

Los medios que hacen información contrastada y veraz, y la separan debidamente de la opinión, son esenciales para garantizar el derecho a la información y el mantenimiento de la sociedad democrática. Y por ello, deben ser especialmente responsables.

 

Usted sostiene que descargar música o películas por internet es un fraude. Ahora bien, ¿es una batalla perdida? ¿No está triunfando una especie de anarquía tecnológica? ¿El derecho vencerá a la piratería?

Las únicas batallas que se pierden de antemano son las que no se luchan. Lo que sucede es que, dado nuestro sistema judicial, es difícil no perder la esperanza en el camino. El conflicto entre productores y hoteles es un buen ejemplo. Costó trece años obtener una sentencia favorable definitiva. Hoy nadie pone en duda este derecho.  

Más que una anarquía ha habido una cierta frivolidad de los políticos, y de ello no se salva ninguno. Desde siempre han visto la red como algo moderno, "cool", capaz de movilizar a los jóvenes, y con quien no es conveniente enfrentarse. Y ello, sumado a cierto grado de desconocimiento del derecho de propiedad intelectual en algunos ámbitos,  ha propiciado que conductas ilegítimas sean comunes. Además de campar sus autores en la impunidad.

 

¿Se puede afirmar que atravesamos una crisis judicial y que la justicia está politizada en España?

La administración de justicia está en crisis desde hace varias décadas. Entre otras razones porque la oficina judicial sigue teniendo una gestión  propia del siglo XIX, aunque tenga medios de finales del XX.  La Ley de Enjuiciamiento Civil del año 2000 fue un gran avance, pero requería medios que aún hoy no aparecen.

 

Nunca he tenido la impresión de que la administración de justicia esté politizada. Otra cosa es el gobierno de los jueces. No es bueno que los miembros del Consejo del Poder Judicial se nombren siguiendo la italiana lottizzacione, que es lo que ha llevado a Italia a su actual situación de caos. Pero tampoco lo es  un gobierno de los jueces exclusivamente por los jueces. Creo que habría que buscar una vía alternativa. Y basada no en mayorías, sino en consensos.  

 

¿Qué hacemos con el canon de la copia privada? ¿Lo extendemos a otros ámbitos?

Lo primero que tenemos que decidir los ciudadanos es si la copia privada es útil o no. Es decir, si queremos mantener nuestro hábito de copiar para uso propio, y pagar el canon, o preferimos no pagar el canon y que cualquier copia que hagamos sea ilegal. En esto no hay alternativa, y el artículo 5.2. de la directiva 2001/29/CE es clara: si hay copia, hay canon. Algo que todo el mundo debería saber.

Personalmente creo que no hay razón para modificar su regulación actual, y mucho menos extenderlo a otros ámbitos.  

 

Desde sus inicios colaboran con clientes en el extranjero, tienen diversos acuerdos con Marruecos, Portugal, etc. ¿Cómo un despacho mediano, familiar, puede integrarse en grandes redes jurídicas globales? ¿Por qué apostar por la internacionalización?

Para nosotros la presencia en una red global es más una necesidad que una apuesta. El ser uno de los pocos despachos europeos cuya dedicación primordial es el derecho audiovisual, nos llevó a trabajar para nuestros clientes en otros países, especialmente en las coproducciones, y crear una red de contactos de cierta amplitud. Lo que hacía que cuando nuestros clientes necesitaban asistencia jurídica en otros países, recurriesen a nosotros. Como en algunos casos no podíamos asistirles, hace más de diez años nos unimos a una red global en la que encontramos a los que podemos llamar nuestros pares.  

A partir de un cierto punto comprendimos que las grandes redes necesitan de acción regional, por lo que promovimos, primero una alianza Madrid-Barcelona-Lisboa (Iberian Desk), y luego otra en Europa Occidental (European Desk).

 

¿Vale la pena en este momento de incertidumbre económica?

El esfuerzo siempre merece la pena. Y de una crisis como la actual, y ya es la tercera que pasamos en el despacho, se aprende. Y mucho. Durante los años 1975-1988 compartí mi trabajo en el despacho con la dirección de una empresa farmacéutica. Y fue el mercado exterior el que nos salvó de las sucesivas crisis. Como decía Antonio Gramsci, cada cual tiene la conciencia que se deriva de su experiencia.  

 

¿De qué manera el marketing jurídico puede ayudar a su despacho a competir con otras firmas más grandes?

Lo primero que ha hecho es sacarnos a la luz. Hasta hace muy pocos años trabajamos pensando que nuestro savoir faire tenía que ser nuestra mejor tarjeta de presentación. Nuestros consultores no nos quitaron la razón, pero nos convencieron de que el faire savoir también era importante.  Lo que nos ha llevado a poner en juego habilidades y logros, algunos de los cuales son notables.  

 

¿Qué deficiencias señalaría usted en las grandes firmas?

Más que de deficiencias, yo hablaría de diferencias. Nosotros somos menos jerárquicos, hay más proximidad con el cliente y con los compañeros de despacho, manejamos las tensiones con otro enfoque. En lo que no nos diferenciamos es en ser estructuras meritocráticas, a pesar de nuestro origen familiar

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